Austria

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Sede de una de las dinastías más importantes de Europa, esta no es una ciudad que podamos definir como modesta.

Con palacios que parecen salidos de un cuento, jardines dignos de admiración y edificios barrocos que dominan su horizonte, Viena es uno de los mejores ejemplos del aire clásico que suele dominar las capitales europeas.

Los paisajes urbanos barrocos y los palacios imperiales preparan el escenario para las obras maestras artísticas y musicales de Viena junto con su cultura de café y vibrantes escenas diarias.

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Con casas de colores pastel que proyectan reflejos relucientes sobre el lago de espejo y altas montañas que se alzan por todos lados, la belleza de Hallstatt roza lo surrealista y lo sublime.

Los barcos se deslizan tranquilamente por el lago desde la estación de tren hasta el pueblo, situado precariamente en una estrecha franja de tierra entre la montaña y la costa. (El pedazo de tierra ocupado por el pueblo es tan pequeño que su procesión anual de Corpus Christi se lleva a cabo principalmente en pequeñas embarcaciones en el lago).

El gran volumen de visitantes aquí puede ser estresante, especialmente en verano, con un mar de autos, autobuses y grupos de turistas descendiendo.

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La segunda ciudad más grande de Austria es la más relajada y una ladrona de corazones instantánea, con abundantes zonas verdes, un mar de tejados rojos y un río estrecho pero de corriente rápida que fluye ruidosamente a través de su centro.

Un acantilado muy hermoso, conectado al centro por escalones, un funicular y un ascensor de vidrio, es el atributo característico de la ciudad.

Desde el punto de vista arquitectónico, Graz insinúa la cercana Italia con sus patios renacentistas y palacios barrocos. Dicho esto, aquí también hay una energía juvenil, con un puñado de edificios vanguardistas y modernos, una escena artística vibrante y una vida nocturna animada y animada por los estudiantes.