Uno de los mayores peligros que existen para los arrecifes de coral no es la intervención del hombre.

El desarrollo de sociedades dentro de los límites de los arrecifes de coral trae consigo efectos colaterales negativos: contaminación, proliferación de botes, turismo y cosas que poco a poco irán dañando el ecosistema de un arrecife. Pero este daño es minúsculo en comparación de lo que es capaz de hacer un desastre natural.

Huracanes, ciclones y tormentas son capaces de eliminar en segundos un arrecife y con ello la vida que en él habita.

Afortunadamente los arrecifes de coral son de los ecosistemas capaces de regenerarse más rápido. Entre 10-15 años se formará un nuevo arrecife sobre los escombros del anterior.

Islas paradisíacas son tan solo un cúmulo de escombros que a través de tiempo permitieron el crecimiento y renacimiento de la vida.

Destrucción y creación. Cada nueva creación es una versión mejorada de la anterior, pero toma tiempo.

Así es Belgrado. Un paraíso que ha sido destruido y reconstruido tantas veces desde su fundación que es complicado seguir el rastro de su historia.

Conocida también como la ciudad blanca debido a la gran fortificación del mismo color que yace en la cima de una colina que vigila constantemente la unión del río Danubio y el río Saba.

que hacer en Belgrado

Su posición estratégica la convierte en la puerta de entrada a Europa y esto ha sido la causa de guerras, conquistas y su destrucción en múltiples ocasiones.

1999 fue el año de su última destrucción. Bombardeos continuos en toda la ciudad durante 78 días la dejaron en escombros.

Hoy, a poco más de 15 años de este evento, la ciudad se encuentra en un proceso de reconstrucción constante.

Que ver en Belgrado

Belgrado, en comparación de otras capitales Europeas, no tiene los vestigios históricos tan bien conservados como Roma, el romanticismo de Paris, la cultura musical de Viena o el ambiente nocturno de cualquier metrópoli Española pero esta más viva que todas ellas juntas.

Su encanto no yace en las edificaciones, pues la mayoría de ellas reflejan la practicidad y austeridad de una época comunista.

Los colores de la ciudad son los del graffiti, mostrando una cultura de lucha constante.

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Los sabores y olores son los de una mezcla milenaria de civilizaciones, cocina eslava y de medio oriente convergen en un popurrí de sabores.

El tiempo pasa cada día en sus Kafanas, no son un café, ni bar ni restaurante, son un lugar de encuentro para compartir una copa y un bocado con los amigos.

Pero sobre todo, la vida se celebra en sus míticas fiestas hasta el amanecer que caracterizan esta ciudad.

La ciudad me recibió con los brazos abiertos, gracias a mi hospedaje con una familia serbia pude conocer de cerca y convivir una familia que estuvo antes, durante y la destrucción de su ciudad. Son de las personas más acogedoras que he conocido en mis viajes.

que comer en BelgradoDurante mi tiempo en Belgrado me dio la impresión que cada Serbio tiene dentro de sí un sentimiento de lucha, su historia los ha convertido en auténticos guerreros. Pero incluso en medio de las guerras y batallas su verdadera pasión es vivir la vida y celebrarla con fiestas, cantos y mucha rakia.

Historias contadas de boca en boca demuestran como vidas de cientos de personas se han salvado durante la guerra por su afán de celebrar, ejemplos que recuerdo fue la historia de cómo un pelotón entero se salvó de un final fatal por el hecho de que prefirieron pasar la tarde en un Kafana bebiendo rakia que permanecer en los cuarteles, los cuales serían bombardeados minutos después.

Un puente se salvó de ser destruido de las bombardeos de los aviones gracias a que varios jóvenes decidieron protestar en él, ¿su forma de protesta? Hacer una fiesta sin parar en el puente.

A pesar de una historia de conflictos los serbios te abrirán las puertas de sus casas, te recibirán con vaso de rakia casero, te acogerán como si fueras uno más de la familia y harán honor a su famosa cualidad de ser de los mejores anfitriones del mundo.

La destrucción de la materia no significa la muerte del espíritu. Si tienes la posibilidad de nadar en un arrecife que ha sido completamente destruido podrás observar los miles de corales muertos que yacen en el suelo, entre ellos también te encontraras con destellos de vida en forma de peces de colores, anémonas brillantes que bailan al ritmo de la marea y nuevos corales que se están formando. Poco a poco notarás como algo que a simple vista parece basura y destrucción son tan sólo cimientos de una paraíso que está por renacer.

Así es Belgrado, un paraíso que se reconstruye cada día.