Qué ver en el Museo de Orsay: Guía de Visita

Al planificar qué ver en el Museo de Orsay o incluso ya estando allí, es esencial saber lo que contiene este emblemático museo.

Desde la grandiosa arquitectura del propio edificio hasta las famosas obras de Monet, Manet, Renoir, y tantos otros, el Museo de Orsay es un lugar para apreciar la innovación y el estilo del arte francés del siglo XIX. Estás a punto de caminar entre los gigantes del impresionismo y postimpresionismo, y queremos asegurarnos de que no te pierdas ni un detalle de estas creaciones trascendentales.

Este artículo está pensado en ser una guía de bolsillo que te ayudará a planear tu visita y brindarte la información de las obras más importantes del museo mientras exploras las galerías.

Lo diseñamos para ser leído en el celular rápidamente (por lo que si quieres puedes guardarlo para tu próximo viaje), proporcionándote información concisa y relevante sobre las principales obras que alberga el museo.

Con esta guía, cada obra que encuentres te contará su historia y te mostrará el camino que el arte ha tomado a través de los años. Estamos aquí para asegurarnos de que aproveches al máximo tu tiempo en el Museo de Orsay.

Antes de comenzar unos tips importantes.

Información práctica para realizar este Tour por el Museo de Orsay

  • CÓMO USAR ESTA GUÍA. Cómo mencionabamos previamente, este artículo esta creado como una especie de guía de bolsillo de forma que puedas observar y aprender más sobre las principales obra del museo. Es decir, te recomendamos ampliamente que uses esta guía DURANTE tu visita en el museo.

    Dentro de esta guía encontrarás:

    • Breve historia del museo
    • Breve explicación de cada movimiento artístico representado en el museo.
    • Información de cada obra y sus autores.
  • ORDEN DE LAS OBRAS. Aunque intentamos realizar esta guía teniendo en cuenta la ubicación de las obras dentro del museo para que el recorrido sea más sencillo, los museos (especialmente el Museo de Orsay) tienden a mover de lugar las obras o a reemplazarlas cada cierto tiempo por lo que es complicado mantener actualizada con el orden correcto.

    Hemos incluido un índice con la imagen de cada obra para que siempre regreses a él y puedas ubicar rápidamente y seleccionar la obra que estás viendo.

  • HORARIO RECOMENDADO: Para asegurar una experiencia tranquila en el Museo de Orsay, intenta visitarlo durante las primeras horas de la mañana o en las últimas de la tarde. Estos horarios suelen ser menos concurridos, permitiéndote apreciar las obras con mayor calma y sin las multitudes que pueden acumularse a mitad del día.

    Disfruta el arte en un ambiente más relajado y con espacio para contemplar las piezas a tu propio ritmo.

  • DURACIÓN DE LA VISITA: En esta guía cubrimos las que consideramos las obras más relevantes y representativas del Museo de Orsay, visitando y leyendo la información en esta guía considera una duración de unas 2 horas.

    Pero ten en consideración que el museo es enorme y merece mucho la pena, por lo que te recomendamos destinar al menos 3 horas.

  • TIPS ADICIONALES: Si buscas información adicional para planear tu visita al Museo de Orsay, como ubicación, transporte, horarios, ingresos, etc., te recomendamos leer nuestro artículo: Entradas Museo de Orsay: Consejos para tu visita

¿Planeando visitar El Museo de Orsay?

Si estás planeando un viaje a París te recomendamos que adquieras tus entradas con bastante anticipación, especialmente si es temporada alta.

Existen varias opciones para adquirir las entradas, primero:

Si el día o la hora que te interesa asistir ya están agotadas o simplemente prefieres ir con en grupo con algún guía, en estas otras páginas que recomendamos podrás encontrar entradas:

Breve historia del Museo Orsay

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¿Alguna vez te has preguntado cómo una estación ferroviaria podría convertirse en uno de los museos más emblemáticos del mundo?

La historia del Museo de Orsay es una fascinante fusión entre la conservación patrimonial y la pasión por el arte.

Este monumental edificio, que ahora es sinónimo del arte francés del siglo XIX, comenzó su vida como una estación de tren, testimoniando el ajetreo y bullicio de la París de la Belle Époque.

Fue en 1900 cuando la estación Gare d’Orsay se creó, majestuosa con su fachada de piedra y su gran reloj, para recibir a los visitantes de la Exposición Universal. Pero con el paso de las décadas y el avance de la tecnología ferroviaria, el edificio perdió su cometido original, quedando en un estado de abandono que amenazaba su existencia.

Justamente aquí radica la magia del Museo de Orsay: su reinvención. En 1977, la decisión de transformar este espacio en un museo que albergara colecciones de arte provenientes de tres museos parisinos distintos –el Louvre, el Jeu de Paume y el Museo de Arte Moderno– fue un paso adelantado para la época, y una apuesta por preservar el arte y la historia de una manera única.

El Museo de Orsay abrió sus puertas al público en diciembre de 1986, no solo como una galería de arte más, sino como un homenaje viviente al período que abarca desde 1848 hasta 1914.

¿Y qué encontramos en este periodo? Pues ni más ni menos que el corazón del impresionismo y post-impresionismo, movimientos que rompieron las reglas y redibujaron las fronteras del arte.

Indice de Obras

Estas son las obras que incluimos en la guía, desliza para elegir cuál te gustaría saber más.

Impresionismo: Un movimiento que cambió el arte

El impresionismo es como esa primera pincelada de luz sobre un lienzo en blanco. Surgido en Francia a finales del siglo XIX, este movimiento artístico revolucionó la manera de representar la realidad. Los impresionistas rompieron con las convenciones del arte académico de la época, que valoraba las composiciones estructuradas y los temas históricos o mitológicos.

En lugar de eso, los impresionistas se enfocaron en capturar instantes efímeros, la impresión visual que nos deja un momento bajo una determinada luz o atmósfera. Fue un giro radical hacia la observación directa, intentando plasmar cómo el ojo humano realmente ve el mundo, en lugar de cómo la mente piensa que debería verse.

Estos artistas se lanzaron a experimentar al aire libre, pintando «en plein air» para captar las variaciones de la luz natural sobre los paisajes y escenas cotidianas. Sus pinceladas eran rápidas y visibles, utilizando colores brillantes y a menudo aplicándolos sin mezclar en la paleta, lo que daba a sus obras una sensación de vibración y movimiento.

El impresionismo también es conocido por su interés en reflejar la vida moderna, lo que les llevó a retratar escenas urbanas, cafés, y, en general, la vida cotidiana de la clase media, alejándose de los temas grandiosos o históricos que predominaban hasta entonces.

Otro aspecto clave era la composición, los impresionistas a menudo empleaban encuadres inusuales y cortes audaces, influenciados quizás por la naciente tecnología de la fotografía. Esto les permitió jugar con la perspectiva y dar a sus obras un dinamismo y una frescura que desafiaba lo establecido.

Finalmente, el impresionismo no fue solo un estilo pictórico; fue también una actitud de apertura a nuevas ideas y experimentación constante, lo que puso las bases para las vanguardias artísticas del siglo XX.

El impresionismo en el Museo de Orsay

El Museo de Orsay es un verdadero epicentro del impresionismo, un lugar donde puedes apreciar de cerca cómo este movimiento artístico capturó la esencia de una época. Aquí, entre las colecciones, los visitantes pueden sumergirse en un mar de colores, formas y matices que definen el impresionismo. La colección del museo destaca por su amplitud y profundidad, mostrando una variedad de artistas y obras que te permiten experimentar la evolución del movimiento desde sus inicios hasta su madurez.

Mientras caminas por las salas dedicadas a este movimiento en el museo, prepárate para sumergirte en una época de innovación y cambio, y ver cómo un grupo de artistas visionarios abrió camino a una nueva manera de percibir y crear arte.

Las obras aquí presentes no solo muestran la belleza visual, sino que también cuentan historias de la sociedad de la época, sus ambientes, su gente; todo te invita a ver el mundo a través de los ojos de estos artistas pioneros.

El museo también ofrece una experiencia única al exponer no solo pinturas, sino también obras escultóricas y fotografías que complementan y contextualizan el movimiento impresionista. Este enfoque integral permite que incluso aquellos que están dando sus primeros pasos en el mundo del arte puedan captar la esencia del impresionismo y entender su impacto duradero en la cultura visual contemporánea.

A continuación, vamos a ver las principales obras expuestas en el Orsay, en cada una podrás leer información de sus características principales y también del artista (contexto, su influencia, etc). De esta manera, podrás visitar el museo junto con esta guía para que cada obra vayas viendo, puedas ir comprendiéndola mucho mejor.

La Fuente - Jean Auguste Dominique Ingres - Museo de Orsay

Obra 1: «La Fuente»

Autor: Jean-Auguste-Dominique Ingres

Puedes comenzar tu itinerario por el Museo de Orsay entrando al pequeña Sala 1, es la sala más cercana a la entrada. Busca una pintura de una mujer desnuda con una jarra de agua.

Breve historia del artista

Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867) fue un pintor francés cuya obra se destacó por su precisión en el dibujo y la pureza de las líneas. A pesar de que su carrera se desarrolló en un periodo anterior al impresionismo, Ingres jugó un papel importante en el cambio de paradigma artístico que eventualmente haría posible el surgimiento de este movimiento.

En una época que vio el final de la era napoleónica y las revoluciones de 1830 y 1848 en Francia, Ingres mantuvo un estilo clásico que fusionó influencias renacentistas con una técnica de dibujo muy perfeccionista.

Sobre la obra

«La Fuente» (La Source), terminada en 1856, es considerada una de las obras maestras de Ingres. En esta pintura, una joven mujer desnuda sostiene una jarra de la cual fluye agua, simbolizando la fuente de la vida. A pesar de su aparente simplicidad, la obra es un estudio meticuloso de la forma humana y refleja la habilidad de Ingres para capturar la belleza idealizada.

La técnica de Ingres en este cuadro muestra una calidad atemporal que en su momento fue considerada conservadora, pero que terminaría influyendo a artistas modernos en la manera en que percibían y representaban el cuerpo humano. Su insistencia en la precisión del contorno y la superficie pulida está en marcado contraste con las técnicas posteriores de los impresionistas, quienes preferían pinceladas más sueltas y efectos ópticos para capturar la luz y la atmósfera.

Aunque «La Fuente» no es una obra impresionista, su presencia en el Museo de Orsay sirve para proporcionar un contexto más amplio del desarrollo artístico del siglo XIX en Francia. Permite a los visitantes ver de primera mano cómo la rigidez y la perfección de las formas de Ingres contrastan con el enfoque más libre y experimental que caracterizaría al arte impresionista.

De hecho, Ingres es más conocido como un representante del neoclasicismo, un movimiento que precedió al impresionismo y que se caracterizó por su interés en la claridad, el orden y la forma idealizada, inspirado en el arte de la antigua Grecia y Roma. No obstante, su obra sí influyó en los artistas posteriores, y su técnica y enfoque en la figura humana a menudo contrastan con las libertades que los impresionistas se permitieron más tarde.

Obra 2: «El nacimiento de Venus»

Autor: Alexandre Cabanel

Si comienzas a caminar más arriba, a través de la sala 2 y hacia la sala 3 del museo, podrás darte cuenta que a medida que avanzas, vas a ver más arte idealizado de mujeres desnudas en paisajes de ensueño y con poses melancolícas. Escenas como ésta estaban totalmente en desacuerdo con la cruda realidad de la Revolución Industrial que estaba transformando la Europa del siglo XIX.

Es precisamente en la sala 3 en donde está la siguiente pintura que vamos a explicar, tienes que buscar una pintura de color azul verdoso pastel, con una diosa reclinada.

Breve historia del artista

Alexandre Cabanel (1823-1889) fue un artista francés apreciado por su habilidad para crear imágenes idealizadas con una técnica refinada y una sensibilidad que encantaba al público de la época. Su trabajo refleja el gusto por el romanticismo y el clasicismo que dominaba el arte oficial francés durante el Segundo Imperio.

Cabanel fue un pintor asociado con el estilo académico, que se caracterizaba por seguir las normas establecidas por la Academia de Bellas Artes de París y que estaba en auge antes de que el impresionismo surgiera y desafiara sus cánones.

Sobre la obra

«El nacimiento de Venus», presentada por primera vez en el Salón de 1863, ilustra el momento mitológico del nacimiento de Venus, la diosa del amor y la belleza, emergiendo del mar. La pintura fue muy bien recibida en su tiempo y es un ejemplo perfecto del estilo académico, con su representación detallada y muy pulida de la figura humana, sus formas sensuales y su atmósfera etérea.

El contexto histórico de la época en la que Cabanel creó esta obra fue de grandes cambios, Francia, bajo el gobierno de Napoleón III, experimentaba una modernización y una transformación urbana, especialmente en París. No obstante, en las artes, el gusto predominante aún favorecía las narrativas mitológicas y las formas clásicas, un contraste directo con los cambios sociales y urbanos en curso.

Las influencias de Cabanel incluían a maestros del renacimiento italiano y a artistas neoclásicos como Ingres. Aunque «El nacimiento de Venus» no es una obra impresionista, fue parte del paisaje artístico contra el cual los impresionistas comenzarían a rebelarse con su enfoque más experimentador y su interés en capturar la vida moderna en lugar de escenas mitológicas.

La técnica utilizada por Cabanel en este cuadro muestra un dominio excepcional de los efectos de la luz y la sombra para crear una textura de piel suave y luminosa. Además, la composición de la obra, con la diosa en una pose serena y un fondo que sugiere las aguas tranquilas del mar, es un testimonio de la búsqueda de la belleza ideal y la perfección que caracterizaron el arte académico.

Al observar esta obra en el Museo de Orsay, los visitantes tienen la oportunidad de apreciar las calidades técnicas y estéticas que definieron a la pintura académica y cómo estas contrastaron con las innovaciones futuras que traerían consigo los impresionistas.

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Obra 3: «Las espigadoras»

Autor: Jean-François Millet

Ahora en tu ruta puedes salir hacia la galería principal, luego gira a la izquierda y regresa hacia la entrada, a la sala 4, que está frente a la sala de Ingres. Muy cerca vas a poder encontrar la siguiente pintura, tienes que buscar una obra que enmarca a tres campesinas trabajando en un campo.

Breve historia del artista

Jean-François Millet (1814-1875) fue un pintor francés que se destacó por sus representaciones realistas de la vida rural. Su enfoque se centraba en escenas de la vida campesina, mostrando una perspectiva franca y a menudo emotiva del trabajo agrícola y sus desafíos.

En una época donde la industrialización comenzaba a cambiar la faz de Europa, Millet optó por resaltar la dignidad y la belleza de las labores tradicionales del campo, en contraposición a los temas ornamentados y heroicos que eran populares en el arte académico.

Millet fue una figura clave en el movimiento realista, que ejerció una influencia significativa en los impresionistas posteriores.

Sobre la obra

«Las espigadoras» (Des glaneuses), terminada en 1857, es una de las obras más conocidas de Millet y representa a tres mujeres pobres recogiendo las espigas de trigo que quedan en el campo tras la cosecha. Esta escena, que refleja las difíciles condiciones de los campesinos de la época, fue uno de sus trabajos más controvertidos, ya que algunos contemporáneos lo vieron como una crítica social a las estructuras de poder y la desigualdad.

La obra de Millet, aunque no impresionista, anticipó algunos de los intereses de este movimiento, especialmente en su énfasis en la vida contemporánea y su decisión de encontrar belleza en los aspectos más mundanos y laboriosos de la vida. Su técnica fue más detallada y con un uso del color más sombrío que el de los impresionistas, aún así, evocaba la realidad con una gran fuerza emocional.

«Las espigadoras» presenta una composición simple pero poderosa, en la que las figuras de las mujeres se destacan contra un vasto cielo, sugiriendo tanto su insignificancia en el gran esquema de la naturaleza como su conexión innegable con la tierra. La obra captura un momento específico del día —el trabajo arduo al atardecer— y transmite un sentido de pesadez y fatiga a través de la postura y el gesto de las mujeres.

Al ver esta obra en el Museo de Orsay, se puede apreciar la habilidad de Millet para transmitir una narrativa conmovedora a través del realismo. Para los visitantes, esta pintura sirve como un recordatorio de las influencias fundamentales que llevaron a los artistas impresionistas a alejarse de los idealismos clásicos y a abrazar una representación más auténtica de la vida cotidiana.

Olympia - Manet

Obra 4: «Olympia»

Autor: Édouard Manet

Encontrarás la siguiente pintura en la sala 14.

Breve historia del artista

Édouard Manet (1832-1883) se situaba en el corazón de la modernidad parisina y se le conoce como un precursor clave del impresionismo. Su estilo desafiaba las convenciones tanto en técnica como en temática, y con ello, contribuyó a la redefinición del arte contemporáneo.

A diferencia de los impresionistas que se enfocaron en escenas de la vida cotidiana y la naturaleza, Manet estaba más interesado en cuestionar las normas de representación y composición de su época.

Sobre la obra

«Olympia», pintada en 1863 y presentada en el Salón de París de 1865, provocó escándalo y controversia, la obra retrata a una mujer desnuda, que se cree era una prostituta, tumbada en una cama mientras mira directamente al espectador. A su lado, una sirvienta de color le presenta flores, presumiblemente un regalo de un cliente.

La composición de la pintura es un claro eco de «La Venus de Urbino» de Tiziano, pero Manet rechaza la idealización de la figura femenina y en su lugar presenta una imagen directa y sin adornos.

Su contexto es fundamental para entender su impacto, París estaba en medio de una modernización urbana bajo el mandato de Napoleón III y el Barón Haussmann, y el arte académico dominante mostraba una preferencia por temas históricos y mitológicos idealizados. Manet, por otro lado, optó por una representación cruda y realista que desafió las expectativas sociales y artísticas.

La técnica utilizada en esta pintura es también notable. Manet empleó pinceladas amplias y una iluminación plana que evitaba la suavidad y el detalle graduado característico del arte académico de la época. Este enfoque innovador, junto con la confrontacional mirada de la protagonista, creó una sensación de inmediatez y una intimidad incómoda para el espectador.

Esta obra ofrece una oportunidad única para observar este momento de desafío en la historia del arte. Los visitantes pueden contemplar de cerca cómo Manet rompió las barreras que separaban el arte tradicional del que vendría después, allanando el camino para la experimentación.

Es considerada una de las pinturas más importantes del siglo XIX y, aunque Manet no se identificaba a sí mismo como impresionista, su obra ha sido esencial en la transición hacia ese movimiento, influyendo profundamente en los artistas impresionistas que lo siguieron.

Es una obra fundamental para comprender cómo los artistas comenzaron a explorar nuevas formas de expresión y a cuestionar las representaciones establecidas de la belleza y la moralidad.

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Obra 5: «La clase de danza»

Autor: Edgar Degas

Continúa tu ruta subiendo al piso superior del museo, busca la sala 31.

Breve historia del artista

Hilaire-Germain-Edgar Degas (1834-1917) fue un pintor, escultor y grabador francés conocido por su profunda exploración de temas relacionados con la danza y la vida cotidiana.

Edgar Degas creció en el seno de una acaudalada familia de banqueros, lo que le permitió acceder a una formación artística clásica de primer nivel, sentía una profunda admiración por las líneas definidas y los tonos serenos característicos del Estilo Académico.

Degas, aunque a menudo asociado con los impresionistas debido a su implicación en sus exposiciones y su interés en capturar escenas de la vida moderna, mantenía una técnica y un enfoque compositivo que diferían de muchos de sus contemporáneos impresionistas.

Se centraba más en retratar figuras humanas que paisajes, y en lugar de usar pinceladas coloridas y dispersas para formar una imagen, él se aferraba a una técnica más tradicional, delineando primero y luego rellenando con color.

Sobre la obra

«La clase de danza» (La Classe de danse), concluida alrededor de 1874, representa un momento íntimo en la vida de unas jóvenes bailarinas en la Ópera de París. En esta obra, Degas muestra su habilidad para capturar la gracia y la fatiga de las bailarinas, así como los detalles del espacio en el que practican. La pintura forma parte de una serie que retrata a las bailarinas en diferentes momentos, desde los ensayos hasta las actuaciones.

El contexto histórico de la pintura se sitúa en la Francia de la Tercera República, un período marcado por el desarrollo cultural y una floreciente vida urbana. Degas, fascinado por los entornos y las personas que definían esta modernidad, encontró en el ballet una fuente inagotable de inspiración.

Influenciado por la fotografía y el interés por capturar el movimiento, Degas jugó con perspectivas inusuales y composiciones que capturaban la espontaneidad del momento. Su técnica empleaba pinceladas sueltas y ligeras para representar la textura de las telas y la suavidad de la luz.

«La clase de danza» es notable por cómo Degas integra la figura humana dentro de un espacio interior, enfocándose no solo en la bailarina principal sino en todo el grupo, creando una narrativa visual que va más allá del retrato tradicional. Por medio de las posturas y expresiones de las bailarinas, Degas transmite un sentido de realismo y profundidad psicológica.

Al contemplar esta obra en el Museo de Orsay, se percibe el estudio de la forma y el movimiento humano que caracteriza la obra de Degas. Para los visitantes del museo, esta pintura es una puerta de entrada al impresionismo, pero también a la fascinante relación que Degas estableció con el tema del ballet, convirtiendo estos momentos de práctica y preparación en un arte sublime.

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Obra 6: «La catedral de Rouen»

Autor: Claude Monet

Cambia de sala para buscar la siguiente pintura de uno de los fundadores del impresionismo, en específico la sala 34.

Breve historia del artista

Claude Monet (1840-1926) fue un pintor francés que jugó un papel crucial en el movimiento impresionista. Su enfoque en la luz y el color, así como su técnica de pinceladas rápidas y sueltas, ayudaron a definir el estilo impresionista.

Monet estaba profundamente interesado en cómo la luz y las sombras afectaban a la percepción del color, y dedicó su vida a explorar estos efectos en paisajes naturales, así como en escenas urbanas e industriales.

Sobre la obra

La serie «La catedral de Rouen» consta de más de 30 lienzos y fue creada entre 1892 y 1894. Monet pintó la fachada gótica de la catedral de Rouen desde el mismo punto de vista pero en diferentes momentos del día y bajo distintas condiciones de luz. Esta serie es un ejemplo perfecto de su fascinación por capturar cómo los cambios en la iluminación alteraban la apariencia del sujeto.

Durante el periodo en el que Monet estaba dedicado a esta serie, Francia estaba pasando por una época de rápida modernización y crecimiento urbano. Mientras que la catedral representaba la historia y la tradición, la técnica innovadora con la que Monet la retrató reflejaba la nueva era del arte que estaba emergiendo.

Monet encontró inspiración en las escuelas artísticas previas y en la naturaleza, pero principalmente fue influenciado por sus propias investigaciones y por el trabajo de sus contemporáneos impresionistas. La serie es un testimonio de su interés por ir más allá de la representación fiel de la realidad para explorar y transmitir las sensaciones visuales y emocionales que el sujeto le provocaba.

La técnica de Monet en esta serie es característica de su estilo maduro: utiliza capas de pinceladas para construir la textura y la profundidad de la superficie de la catedral. Cada lienzo es un estudio sobre cómo el color y la luz pueden definir la forma, y cómo la misma escena puede evocar diferentes emociones dependiendo del momento del día y de la estación.

Al visitar el Museo de Orsay y contemplar algunos de estos lienzos, los espectadores pueden experimentar la obsesión de Monet por la luz y su habilidad para transformar un sujeto estático en una serie dinámica de impresiones variadas.

La serie «La catedral de Rouen» no solo es una exploración de la luz y el color, sino que también refleja el espíritu de una época que estaba abierta a la innovación y el cambio en todas las formas de la expresión artística.

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Obra 7: «El baile en el Moulin de la Galette»

Autor: Pierre-Auguste Renoir

Breve historia del artista

Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) fue una figura prominente dentro del movimiento impresionista francés. Nació en una familia trabajadora en Limoges, Francia, y se mudó a París a temprana edad. Renoir comenzó su carrera artística como pintor de porcelana, pero pronto se trasladó a la pintura de caballete y se formó en el estudio de Charles Gleyre, donde conoció a futuros pintores impresionistas como Claude Monet y Alfred Sisley.

La época de Renoir estuvo marcada por una serie de transformaciones políticas, sociales y tecnológicas. La consolidación de la Tercera República Francesa, tras años de inestabilidad política, coincidió con un período de intensa urbanización y modernización en París.

Renoir se inspiró en la vida cotidiana de la gente común, en particular de la clase media emergente que disfrutaba de los placeres de los cafés, teatros y espacios al aire libre de París

Sobre la obra

 «El baile en el Moulin de la Galette» (Bal du moulin de la Galette) es una de las obras más célebres de Renoir. La pintura retrata una escena de tarde dominical en el Moulin de la Galette, un famoso molino de viento transformado en lugar de baile al aire libre en Montmartre, París.

En este cuadro, podrás sumergirte en un esitlo lleno de vida: parejas bailando, amigos conversando, y la luz del sol filtrándose entre los árboles, todo ello capturado con una paleta de colores suave y armoniosa. Renoir logra transmitir el movimiento a través de sus pinceladas fluidas y rotas, una técnica que define al impresionismo.

Cuando estés frente a esta obra, fíjate cómo la luz y la sombra juegan en el lienzo. Mira las expresiones de las personas y los detalles de la escena. Renoir quería que viéramos la felicidad en las cosas simples de la vida, y eso es justo lo que esta pintura refleja.

Post-impresionismo: Hacia nuevas direcciones del arte

El post-impresionismo es un término que se utiliza para describir una variedad de estilos individuales de pintura que surgieron en respuesta al impresionismo entre finales de la década de 1880 y principios del siglo XX. A diferencia del impresionismo, que se centra en la representación de impresiones momentáneas y la percepción de la luz, los post-impresionistas se inclinaron hacia una mayor estructura formal, un uso simbólico del color y técnicas que enfatizaban la expresión personal.

Los artistas post-impresionistas, como Paul Cézanne, Vincent van Gogh, Paul Gauguin y Georges Seurat, no formaban un grupo unido, pero cada uno de ellos exploró nuevos caminos que enriquecieron y diversificaron el lenguaje del arte moderno.

Cézanne, por ejemplo, buscaba una composición más sólida a través de la simplificación de las formas, mientras que Van Gogh y Gauguin utilizaban el color de forma expresiva, y Seurat desarrolló el puntillismo, una técnica que aplicaba la teoría científica del color a la pintura.

El impacto del post-impresionismo en el arte posterior es profundo, estos artistas sentaron las bases para las vanguardias del siglo XX, desde el Fauvismo y el Cubismo hasta el Expresionismo y más allá. Su rechazo a las limitaciones del impresionismo y su búsqueda de nuevas maneras de expresar la realidad interna y externa abrieron las puertas a la abstracción y otras formas de interpretación subjetiva en el arte.

El post-impresionismo en el Museo de Orsay

El Museo de Orsay alberga una colección significativa de obras post-impresionistas, lo que permite a los visitantes apreciar la evolución del arte desde el impresionismo hacia estos nuevos estilos. Dentro de sus salas, es posible observar la transición de la pincelada suelta y la luz efímera del impresionismo a las formas más definidas y los colores emotivos del post-impresionismo.

La colección del museo cuenta con trabajos representativos de los principales exponentes de este movimiento. Aquí puedes ver de cerca cómo Cézanne rompe la perspectiva tradicional, cómo Van Gogh utiliza pinceladas expresivas y una paleta vibrante para transmitir su tormentoso interior, y cómo Gauguin se aleja de la representación realista para explorar temas simbólicos y exóticos.

Explorar las salas del Orsay dedicadas al post-impresionismo no es solo una oportunidad para ver obras maestras sino también para comprender cómo estos pioneros influyeron en generaciones futuras de artistas y cambiaron el curso del arte moderno. Las obras post-impresionistas del museo son testimonio de un período de experimentación audaz y de la búsqueda eterna de los artistas por nuevas formas de expresión.

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Obra 8: «Los jugadores de cartas» 

Autor: Paul Cézanne

Breve historia del artista

Paul Cézanne (1839-1906), a menudo considerado el padre del arte moderno, llevó el post-mpresionismo hacia nuevas fronteras, estableciendo las bases para el desarrollo de movimientos posteriores como el Cubismo. Con un enfoque menos personal que sus predecesores impresionistas, Cézanne estaba interesado en la composición y en capturar la esencia de los objetos a través de colores y formas.

Aunque su obra no fue ampliamente reconocida durante su vida, su enfoque innovador eventualmente influyó a una generación de artistas vanguardistas. Cézanne transformó los temas cotidianos, como los bodegones y los paisajes, con un estilo único que descompone las formas en figuras geométricas y superficies de color moduladas.

Sobre la obra

«Los jugadores de cartas» (Les Joueurs de cartes) es una serie de pinturas realizadas por Cézanne en la década de 1890 y representa escenas de jugadores inmersos en su juego. Inspirado en una obra que había visto en su ciudad natal, esta serie rinde homenaje a la tradición del naturalismo con un toque de modernidad.

La versión que se encuentra en el Museo de Orsay destaca por su sobriedad y gravedad. Cézanne retrata a los jugadores, posiblemente campesinos del entorno rural de Aix-en-Provence, con una concentración y silencio que se materializa en la solidez de sus figuras y la intensidad de sus miradas.

En el centro de la composición, una botella divide simétricamente el espacio, reforzando la tensión entre los jugadores, este elemento es crucial, ya que la luz se refleja en su superficie y juega un papel importante en la estructura de la obra.

Esta pintura es probablemente la más austera de la serie, donde Cézanne reduce la escena a lo esencial para otorgar un carácter monumental a la composición. A través de tonos ricos y sutiles, construye una atmósfera intensa que trasciende el acto mundano de jugar a las cartas.

Al observar esta obra en el Museo de Orsay, uno puede apreciar cómo Cézanne allana el camino hacia la abstracción y cómo su enfoque en la forma y el volumen inspirará a futuras generaciones de artistas. La obra es un testimonio del genio de Cézanne y su impacto duradero en el arte del siglo XX.

Van Gogh en el Museo de Orsay

Vincent Van Gogh (1853-1890) es uno de los artistas más célebres y revolucionarios de la historia del arte, y es uno de los más importantes cuyas pinturas se exhiben el Museo de Orsay, si eres fanático, en este museo vas a encontrar muchas de sus obras más famosas.

Su enfoque apasionado y su técnica distintiva han dejado una huella indeleble en la concepción del arte moderno. Caracterizado por su uso expresivo de color y pinceladas audaces y dinámicas, Van Gogh exploró la emoción y la psicología humana a través de su trabajo, a menudo infundiendo en sus lienzos sus propias luchas y alegrías.

El arte de Van Gogh en el Museo de Orsay proporciona una visión fascinante de la evolución del artista durante su breve carrera. El museo alberga varias de sus obras más importantes, que reflejan su desarrollo artístico y su constante búsqueda de una expresión personal en la pintura.

Su transición hacia el arte vibrante por el que es conocido sucedió tras su mudanza a París. Inmerso en el estilo impresionista gracias a su encuentro con artistas como Monet y a su vida social con Gauguin y Toulouse-Lautrec, Van Gogh absorbió y luego transformó este estilo con su toque personal. Sus pinceladas gruesas y ondulantes dan vida y emoción a las escenas cotidianas y a los objetos inanimados, como si cada trazo estuviera cargado de energía y emoción pura.

Sin embargo, la agitada vida parisina resultó ser demasiado para Van Gogh, quien anhelaba la tranquilidad y se trasladó al sur de Francia. En Arlés, experimentó una época de gran creatividad y felicidad inicial. Los colores intensos y la luz del paisaje lo inspiraron profundamente. Pero este período de euforia dio paso a la soledad y al aislamiento, marcando el inicio de su lucha con la salud mental.

A pesar de sus tormentos internos, Van Gogh nunca dejó de ver la pintura como su verdadera vocación. Sus últimos días estuvieron marcados por la fluctuación entre momentos de alegría y de crisis interna. Su último autorretrato refleja su complejidad psicológica: un rostro aparentemente sereno emerge de un fondo caótico de pinceladas que parecen luchar entre sí.

Las obras de van Gogh en el Museo de Orsay incluyen algunas de sus creaciones más íntimas y expresivas. Sus pinturas, junto con las de Gauguin, a menudo se exhiben juntas, permitiendo a los visitantes comparar y contrastar sus estilos únicos y su uso audaz del color y la textura.

Al caminar por las salas que albergan las obras de Van Gogh, los visitantes se encuentran con una paleta que narra su historia: desde los sombríos inicios hasta los brillantes campos de Arlés, y finalmente, las profundas pinceladas de su período en el hospital. Cada cuadro es un testimonio de su lucha y pasión, una fusión de arte y vida que resuena con la misma intensidad que el día en que fue creada.

Obra 9: «La habitación de Vincent en Arlés»

Autor: Vincent Van Gogh

Sobre la obra

Vincent van Gogh estaba profundamente interesado en plasmar la esencia de su entorno a través de colores y formas. En su búsqueda por capturar la tranquilidad y simplicidad de su dormitorio en Arlés, creó no una, sino tres versiones del mismo tema, cada una con una historia propia y un simbolismo de colores que buscaba transmitir sensaciones de paz y reposo.

El primer cuadro de esta serie fue realizado en octubre de 1888 y, desafortunadamente, sufrió daños durante una inundación mientras el pintor estaba hospitalizado. Este evento lo llevó a emprender la realización de dos copias: una de tamaño original que se encuentra en el Art Institute de Chicago y otra de dimensiones más modestas, la cual está en el Museo de Orsay y fue creada para su familia en Holanda.

En su correspondencia con su hermano Theo, Vincent se sumerge en la descripción de su habitación: paredes de un lila suave, un piso rojo desgastado, muebles en un tono amarillo vívido y ropa de cama con matices verdes y rojos. Todos estos elementos, según sus palabras, servían para evocar un descanso absoluto. Además, la paleta de colores empleada tenía ecos del arte japonés, que tanto admiraba van Gogh por su simplicidad y belleza.

Aunque para los estándares japoneses, la habitación pudiera no parecer sencilla con su cama de madera y sus sillas, para Vincent representaba un retiro minimalista. La impresión de austeridad se consolida con la composición de líneas rectas y la colocación precisa de áreas de color que equilibran la perspectiva inestable de la habitación.

La representación de «La habitación de Vincent en Arlés» en el Museo de Orsay se destaca por su capacidad de comunicar una tranquilidad profunda a través de una estética visual que desafía la percepción tradicional del espacio. Van Gogh usó su dormitorio como un lienzo para explorar la interacción entre el color y la emoción, creando una obra con una quietud que resuena más allá de la superficie pintada.

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Obra 10: «Autorretrato»

Autor: Vincent Van Gogh

Sobre la obra

Vincent van Gogh fue un maestro en el arte del autorretrato, a lo largo de aproximadamente una década, van Gogh se plasmó en más de 43 autorretratos, intentando capturar no solo su apariencia exterior, sino también su esencia interna.

El «Autorretrato» de 1889, presente en el Museo de Orsay, es testimonio de esta búsqueda. Van Gogh se representa de busto, vistiendo una chaqueta en lugar de su habitual atuendo de trabajo, lo que conlleva una formalidad que magnifica el enfoque en su rostro. Las facciones del artista se muestran severas y desgastadas, y su mirada, enmarcada por unas ojeras verdes, transmite una intensidad que es casi desafiante.

La paleta de colores utilizada en este autorretrato se mueve en un espectro de verdes, desde el color ajenjo hasta un turquesa claro, que se ve vívidamente contrastado por el rojo anaranjado de su barba y cabello. Estos colores complementarios no solo destacan las características físicas del artista, sino que también refuerzan la tensión emocional del cuadro.

Lo que realmente destaca son las pinceladas en el cabello y la barba, que fluyen en curvas ondulantes, y que encuentran un paralelo en los motivos del fondo que parecen arabescos de un sueño. Este juego entre la quietud del rostro y la dinámica del fondo crea una dualidad que habla de la complejidad del estado mental y emocional de van Gogh.

Este autorretrato es una poderosa representación del yo de van Gogh, que va más allá de la superficie para tocar temas de autoconocimiento y la lucha interna por la identidad. Al observar esta obra, el espectador puede sentir la intensa carga emocional y la profundidad de la introspección del artista, es una ventana a la alma de van Gogh, ofreciendo una conexión íntima y sincera con quien fue uno de los artistas más influyentes de la historia del arte.

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Obra 11: «La iglesia de Auvers»

Autor: Vincent Van Gogh

Sobre la obra

 Vincent van Gogh transformó la pintura de paisajes con su enfoque único y emotivo, y «La iglesia de Auvers» (L’église d’Auvers-sur-Oise, vue du chevet) es un claro ejemplo de su habilidad para infundir sentimiento en escenas arquitectónicas. Pintada en 1890, durante las últimas semanas de su vida en la pequeña aldea de Auvers-sur-Oise, esta obra captura la iglesia local con un estilo que es inequívocamente Van Gogh.

En «La iglesia de Auvers», que se puede admirar en el Museo de Orsay, van Gogh emplea colores intensos y pinceladas dinámicas para presentar una visión muy personal del templo. En lugar de una representación realista, la iglesia parece casi animada, con sus contornos distorsionados y una atmósfera que roza lo surrealista. El cielo azul vibrante y las nubes que se arremolinan contribuyen a una sensación de movimiento y vida que rebosa del lienzo.

La utilización del color en esta pintura es significativa; los azules y verdes profundos contrastan con los toques de naranja y amarillo, creando un juego de colores que va mucho más allá de la simple descripción de una estructura física. Van Gogh logra reflejar la esencia emocional del lugar; la iglesia se convierte en un símbolo de la búsqueda espiritual y de la soledad que a menudo acompañaba al artista.

Este trabajo es un magnífico testimonio de la capacidad que tenía van Gogh de ver y transmitir la belleza y el drama en los elementos más cotidianos de la vida. No solo es una pieza destacada dentro del conjunto de obras de van Gogh presentes en el Orsay, sino también un reflejo del estado de ánimo introspectivo y a veces tumultuoso que definía sus últimos días.

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Obra 12: «La siesta»

Autor: Vincent Van Gogh

Sobre la obra

La obra «La siesta» (La Méridienne), de Vincent van Gogh, ilustra a la perfección la habilidad del artista para captar la tranquilidad y el calor del mediodía. Pintada durante su estancia en Saint-Rémy de Provence cuando estaba internado en un asilo, en el sur de Francia, el cuadro refleja la influencia del clima y la luz mediterránea en su obra, así como su interés por la vida rural y los trabajadores del campo.

La pintura muestra a dos figuras descansando bajo la sombra de los haces de trigo, evocando la pausa reparadora que toman los agricultores durante el intenso calor de la jornada. Van Gogh se inspiró en una estampa de Jean-François Millet para crear esta escena, pero la reinterpretó con su estilo único, caracterizado por colores vivos y pinceladas audaces que agregan una sensación de vibración al aire estático del mediodía.

La paleta cromática que utiliza van Gogh en «La siesta» es intensa y contrastante. El cielo azul se complementa con los amarillos cálidos y los naranjas del trigo y el suelo, y la sombra proporciona un refugio visual fresco que invita al espectador a entender la importancia de descansar y reponer energías.

Esta obra es un ejemplo pictórico de la vida rural que tanto fascinaba a van Gogh, y es emblemática de su etapa en Arlés, donde buscaba capturar la esencia del mundo agrario con una nueva perspectiva.

En «La siesta», van Gogh no solo nos muestra una escena de descanso sino que también celebra la conexión profunda entre el hombre y la naturaleza. La obra en el Museo de Orsay, brindan a los visitantes un momento de calma y contemplación en medio de la vibrante selección de arte post-impresionista del museo.

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Obra 13: «Noche estrellada sobre el Ródano»

Autor: Vincent Van Gogh

Sobre la obra

«Noche estrellada sobre el Ródano» es una de las interpretaciones más poéticas y emocionales de Vincent van Gogh sobre el cielo nocturno. Pintada en 1888, mientras vivía en Arlés, Francia, esta obra retrata el tranquilo reflejo de las estrellas en las aguas del río Ródano y captura la espléndida vista de la noche desde la perspectiva del artista.

En esta composición, van Gogh utiliza una paleta de azules profundos y amarillos brillantes para transmitir la belleza del cielo estrellado reflejado en el río. Los tonos amarillos y blancos de las estrellas y las luces de la ciudad contrastan dramáticamente con los azules oscuros y púrpuras del cielo y el agua, creando un efecto visual que sugiere la profundidad y la vastedad del universo.

A diferencia de «La noche estrellada», que se caracteriza por su naturaleza más abstracta y expresionista, «Noche estrellada sobre el Ródano» posee una calidad más realista y tranquila. Van Gogh incorpora figuras humanas y arquitectura en la escena, lo que ancla la obra en una sensación de lugar y tiempo mientras sigue celebrando el infinito panorama nocturno.

Esta pintura es un reflejo del interés continuo de van Gogh por capturar la luz y la atmósfera a través de su trabajo, logra transmitir una sensación de asombro frente a la naturaleza, invitando al espectador a sumergirse en la contemplación de la noche.

La obra es un punto culminante de la colección del Museo de Orsay, ofreciendo una muestra de la habilidad de van Gogh para fusionar realidad y emoción en su arte.

Camille_Claudel - La Madurez - Orsay

Obra 14: «Madurez»

Autor: Camille Claudele

Nota: Esta escultura suele estar en préstamo del Museo Rodin una temporada, luego volver al Orsay y viceversa. Te sugerimos revisar previamente que si está en exhibición en el momento en el que vayas.

Breve historia del artista

En la narrativa del arte francés, Camille Claudel aparece como una figura fascinante y enigmática. Nacida en 1864, Claudel fue una artista cuyas obras se entrelazan con las fibras de la pasión, del talento desbordado, y de un destino marcado por la tragedia. En un mundo dominado por hombres, su tenacidad y habilidad la llevaron a forjar un camino propio en la escultura, aunque a menudo opacada por la sombra de su mentor y amante, Auguste Rodin.

El contexto histórico en el que Claudel desarrolló su arte estuvo marcado por la industrialización acelerada, la reforma social y una efervescencia creativa en París. Este caldo de cultivo cultural contribuyó al florecimiento del impresionismo y más tarde, al nacimiento del modernismo. A pesar de estos avances, las mujeres artistas luchaban por obtener el reconocimiento que merecían, enfrentando barreras institucionales y prejuicios sociales.

Sobre la obra

«Madurez», también conocida como «La Edad Madura», es una obra que condensa la complejidad emocional y la realidad vivida por Claudel. Creada en la década de 1890, esta escultura refleja no solo su maestría técnica sino también el tumulto personal que enfrentaba en aquel entonces. La pieza es una representación alegórica que muchos interpretan como un reflejo de su relación con Rodin.

La obra muestra tres figuras: un hombre mayor, que simboliza a Rodin, se ve arrastrado por una figura anciana y encorvada que representa al destino o la madurez. Se aparta de una figura femenina joven, que se cree es el propio autorretrato de Claudel, inclinada y con un gesto de súplica o desesperación. «Madurez» es una obra poderosa que va más allá del límite entre lo personal y lo universal, mostrando el dolor, la aceptación y la inevitable marcha del tiempo.

Esta escultura es relevante no solo por sus cualidades estéticas sino también por el contexto de su creación. Camille Claudel, en la cúspide de su carrera, se enfrentaba al desafío de ser reconocida por su propio genio y no solo como la protegida de Rodin.

La obra es una muestra palpable de una artista en su plenitud creativa, lidiando con las complejidades del amor, el deseo y las expectativas impuestas por la sociedad.

IMPORTANTE: Esta fotografía es de la versión en bronce que se encuentra en el Museo Soumaya en Ciudad de México, la del Museo de Orsay está hecha en yeso

Obra 15: «La puerta del infierno»

Autor: Auguste Rodin

Si te diriges al nivel medio del museo, en la sala Rodin, se encuentra una de las principales y más famosas esculturas del Orsay.

Breve historia del artista

Auguste Rodin es un nombre que resuena con fuerza en la historia del arte, nacido en París en 1840, Rodin irrumpió en la escena artística con una visión que reformularía las nociones tradicionales de la escultura. Sobrepasó los confines de la técnica y la forma académicas para explorar un realismo crudo y una expresividad emocional que sus contemporáneos encontraban a menudo revolucionarios y a veces, controvertidos.

En un período caracterizado por intensos cambios sociales y un florecimiento de nuevas corrientes artísticas, Rodin se destacó por su habilidad para capturar la complejidad del espíritu humano en bronce y mármol. La controversia y el escándalo no le eran ajenos, y su trabajo a menudo se encontraba en el punto de mira del debate y el asombro.

Sobre la obra

La creación de «La puerta del Infierno» (Porte de l’Enfer) por Auguste Rodin se originó de la devastación y posterior reconstrucción que siguió a la Comuna de París. A Rodin se le encargó diseñar una puerta para el que sería el Museo de Artes Decorativas, con bajorrelieves inspirados en «La Divina Comedia» de Dante. Su visión se nutrió de las icónicas puertas del Baptisterio de Florencia, creando un diseño que incorporaba una miríada de figuras y escenas extraídas de la narrativa literaria.

Sin embargo, el destino de la puerta tomó un giro inesperado cuando el proyecto del museo fue cancelado poco después de que Rodin completara un diseño satisfactorio, en lugar de una entrada a una institución, la obra se transformó en el foco de la exploración creativa de Rodin. Se convirtió en un depósito de ideas y bocetos para futuros proyectos, liberando piezas como «El Pensador» y «El Beso» en el proceso. Con esto, «La puerta del Infierno» se elevó más allá de su propósito funcional original, convirtiéndose en un testamento de la libertad creativa y el genio de Rodin.

Aunque la puerta solo se exhibió en su estado incompleto en la Exposición Universal de 1900, la obra capturó la imaginación del público y de la crítica. En su diseño, Rodin apartó las barreras entre las formas escultóricas y la arquitectura; las figuras de «La puerta del Infierno» parecen emerger y hundirse en la superficie como si estuvieran vivas, con «El Pensador» y las «Tres Sombras» destacando en particular por su fuerza expresiva y modernidad.

El yeso presente en el Museo de Orsay, un siglo después de la fecha original del encargo, nos ofrece un vistazo de cómo Rodin imaginó esta colosal puerta. Hoy no sirve como entrada física, pero abre las puertas a la interpretación y reflexión sobre la naturaleza del arte, el tormento y la belleza eterna que puede surgir de la desesperación y la pasión humanas.

Otras obras relevantes en el Museo de Orsay

El Museo de Orsay alberga una colección impresionante que trasciende incluso las fronteras del impresionismo y el post-impresionismo, para ofrecer una mirada a un abanico más amplio de genialidades artísticas. Mientras que las obras de Monet, Renoir y Van Gogh captan gran parte de la atención, hay tesoros adicionales que merecen ser destacados por su relevancia histórica y artística.

Entre estas obras destacables se encuentra «La Exhibición de la Ópera», una inmersión en el mundo musical y social de París del siglo XIX. Esta serie revela la majestuosidad de la Ópera de París y la vida cultural de la época, permitiendo a los espectadores sentir el movimiento y la vibración de la música a través de la expresividad del arte.

Además, el museo alberga ejemplos primordiales del realismo y el naturalismo, mostrando escenas de la vida cotidiana y del trabajo del paisaje rural que contrastan con las representaciones más lúdicas de la vida urbana parisina. Estas obras, que incluyen piezas de artistas como Millet y Courbet, nos permiten apreciar la diversidad del enfoque artístico durante el siglo XIX.

La escultura también tiene su lugar de honor en el Museo de Orsay, con una colección que incluye tanto obras neoclásicas como modernistas. Escultores como Jean-Baptiste Carpeaux y Antoine Bourdelle muestran el poder y la delicadeza del arte tridimensional, y cómo éste puede transmitir la esencia de la forma humana y el movimiento con una intensidad que rivaliza con la de sus pares pictóricos.

No menos importante son las representaciones de la vida y la moda parisina, como se evidencia en las elegantes obras de Tissot y Béraud, que capturan la elegancia, el glamour y la efervescente vida social de su tiempo. Estas obras actúan como cápsulas del tiempo, ofreciendo una ventana al pasado que aún hoy resuena con la modernidad y el estilo.

Al caminar por las galerías del museo, uno no puede dejar de sentirse abrumado por la riqueza de la colección. Cada sala y cada pasillo despliegan ante el visitante una narrativa visual que es tan rica en contexto y significado histórico como en belleza estética. Desde escenas íntimas hasta panoramas de amplio alcance, el Museo de Orsay es un testimonio de la diversidad del arte del siglo XIX.

En resumen, al planificar tu visita al Museo de Orsay, reserva tiempo para explorar más allá de las estrellas más conocidas del impresionismo. La colección del museo es una caja de sorpresas, repleta de obras que no solo complementan sino que también enriquecen la experiencia del visitante, ofreciendo una comprensión más profunda del arte y la sociedad de una de las épocas más vibrantes de Francia.

Tipos de entradas y precios

Elige la entrada al Museo de Orsay que mejor se adapte a ti.

Al hacer clic en los botones de comprar te llevarán a la página oficial del Museo Orsay – Precios Actualizados a Mayo 2024

Entrada general (Plein tarif)

  • Entrada individual para mayores de 18 años

  • Acceso a todas las colecciones del museo a partir del horario seleccionado en la entrada

  • Acceso a las exposiciones temporales

16,00€

Precio online

Entrada «Enfant & Cie»

  • Entrada individual para 1 adulto acompañado por 1 joven menor a 18 años (residente de la Unión Europea)

  • Acceso a todas las colecciones del museo a partir del horario seleccionado en la entrada

  • Acceso a las exposiciones temporales

13,00€

Precio online

Entrada nocturna (Tarif Nocturne)

  • Entrada individual para mayores de 18 años

  • La tarifa Nocturna se aplica los jueves, para visitas a partir de las 18:00 h (cierre del museo a las 21:45 h; horario de entrada límite al museo a las 21:00 h.

  • Acceso a todas las colecciones del museo

  • Acceso a las exposiciones temporales

12,00€

Precio online

Dónde hospedarse en París

Hotel Paris

Hotel du Dragon

París, Francia

Este bonito hotel se encuentra en el hermoso barrio de Saint-Germain. Su excelente ubicación te permitirá recorrer la ciudad fácilmente y a cualquier horario.

Es un lugar súper acogedor, limpio y silencioso. Su única desventaja es que las escaleras son angostas y puede ser complicado subir con el equipaje, pero de ahí en más es una muy buena opción de hospedaje en la hermosa París.

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Pick A Flat’s Apartment in Saint Michel

París, Francia

Este departamento se encuentra ubicado en el bohemio y universitario Barrio Latino. Se trata de un hospedaje muy confortable, con todas lo necesario y ubicado en una zona tranquila.

Es muy limpio, su vista es excelente y está muy cerca de varias conexiones de transporte.

Este lugar es ideal si viajan en grupo de 4 a 6 personas.

Al reflexionar sobre la pregunta inicial sobre qué ver en el Museo de Orsay, nos damos cuenta de que la respuesta trasciende una simple lista de obras maestras. La visita al museo es un viaje cultural rico que ofrece una conexión profunda con el arte y la historia.

Está claro que más allá de admirar las conocidas obras del impresionismo y post-impresionismo, hay un mundo de descubrimientos que espera ser explorado. El museo es un espacio donde el pasado y el presente convergen, donde el fluir del tiempo se hace tangible y donde el arte se convierte en un vehículo para viajar a través de la historia.

En tu próxima visita a este emblemático lugar, tómate el tiempo para detenerte y conectar con cada obra, permitiendo que el diálogo entre el arte y tu experiencia personal revele nuevas comprensiones y apreciaciones. La colección del Museo de Orsay no es simplemente para ser vista; es para ser vivida, reflexionada y recordada mucho tiempo después de haber salido de el incluso.

Así que recuerda que más que un itinerario, te invitamos a verdaderamente vivir este mágico e impresionante museo, que no por nada, es uno de los favoritos de muchos de París y del mundo.

¿Planeando visitar el Museo de Orsay?

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