Qué llevar en un viaje a Europa
Qué llevar en un viaje a Europa es, sin duda, una de las preguntas que más me hacen cada vez que comparto mis experiencias por el Viejo Continente. Y es que no importa si tu plan es viajar por primera vez, si ya has ido varias veces, o si viajas con mochila o en familia, empacar puede volverse todo un reto.
En mi caso, he podido recorrer Europa de diferentes maneras: en mis primeros viajes, cuando era soltero, metía todo tipo de “por si acaso” en la maleta. Luego viajé en pareja y aprendí a equilibrar un poco más lo que realmente necesitaba. Y, finalmente, viajando en familia con niños, descubrí la importancia de llevar lo esencial sin cargar de más.
El año pasado tuve la oportunidad de emprender un viaje largo por distintos países europeos, y esa experiencia me ayudó a poner a prueba varios artículos y a perfeccionar la lista de qué llevar. Por eso, hoy quiero compartirte mi lista personal de qué empacar para un viaje a Europa, para que tú también puedas disfrutar al máximo sin complicarte con exceso de equipaje y llevar verdaderamente artículos que considero muy útiles.
Comencemos.




Ropa
Cuando pienso en qué llevar en un viaje a Europa, lo primero que evalúo es la ropa, sobre todo porque entre más tiempo dure mi recorrido, más práctico necesito ser.
Personalmente, viajo con dos jeans o pantalones de mezclilla (o vaqueros, en España) que tengan tela stretch. Esto resulta mucho más cómodo y resistente, sobre todo si pasaré horas caminando o tomando transporte público. Además, la mezclilla se puede utilizar varias veces antes de lavarse: la misma marca Levi’s recomienda lavar los pantalones de mezclilla después de aproximadamente 10 puestas, así que mientras no se manchen, ¡puedes seguir usándolos sin problemas!
Si es verano, cambio un poco la estrategia. Suelo llevar uno o dos shorts y un pantalón de mezclilla oscuro (para no verme tan informal y por si surge un plan un poquito más formal como una cena en un restaurante más elegante).
De ahí, me gusta llevar una playera o camisa por cada día de la semana, lo que considero suficiente para cubrir cualquier imprevisto. Eso sí, casi siempre reservo hoteles o departamentos que estén cerca de una “laundromat” o lavandería automática. Así no tengo que cargar tanta ropa extra y puedo lavar lo que necesite sobre la marcha, sin complicarme en exceso con el equipaje.

Calzado
Para mí, el calzado es uno de los puntos más importantes al planear qué llevar en un viaje a Europa, porque suelo caminar muchísimo: desde recorrer barrios enteros y museos, hasta pasar horas de pie en tours o filas.
Por eso, siempre llevo dos pares de tenis que sean realmente cómodos y de buena calidad. Si tu presupuesto lo permite, te recomiendo invertir en marcas como On Cloud, Hoka, ASICS o New Balance, que destacan por su tecnología de amortiguación y soporte, ideales para trayectos largos.
La razón de llevar dos pares es muy simple: si uno llega a mojarse (por la lluvia o algún accidente), puedes dejarlos secando mientras usas el otro. Además, tus pies agradecen alternar el calzado, dándoles un respiro al no usar el mismo par todos los días.
También incluyo un par de huaraches o sandalias de tipo slip-on, que utilizo tanto como pantuflas en el hotel, como para entrar a la regadera si comparto baño (en hostales, por ejemplo). Este pequeño detalle puede evitarte incomodidades e incluso problemas de higiene, y son súper fáciles de guardar en la maleta.




Bolsas de compresión
Una de las mejores soluciones que he encontrado para ahorrar espacio en la maleta son las bolsas de compresión. Estas bolsas permiten sacar el aire de la ropa, comprimiéndola y haciendo que ocupe menos volumen. Son especialmente útiles para ropa voluminosa, como chamarras o suéteres de invierno, o incluso para las toallas en caso de necesitarlas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que, aunque ocupen menos espacio, la ropa seguirá pesando lo mismo; así que, si viajas con límite de equipaje, revisa no exceder los kilos permitidos.
Hay bolsas de compresión con bomba de vacío (manual o eléctrica), que suelen retener la compresión por más tiempo, y otras que simplemente cierras y presionas —incluso puedes sentarte sobre ellas— para sacar el aire.
Utilizar este tipo de bolsas son muy útiles especialmente si vas a viajar a países con clima muy frío o en época de Invierno, ya que las chamarras (chaquetas) o sudaderas grandes, se podrán comprimir y ahorrarte mucho espacio.

Bolsas de compresión con bomba de aire
Si quieres ir un paso más allá con tus bolsas de compresión, la bomba de vacío puede ser tu mejor aliada. Aunque no es obligatoria, facilita mucho el proceso de sacar el aire y logra una compresión más consistente, sobre todo si piensas abrir y cerrar las bolsas varias veces durante tu viaje. Hay bombas manuales (que funcionan como un inflador de pelota, en sentido inverso) y bombas eléctricas, más rápidas y cómodas, pero que requieren una conexión de corriente o pilas.
Con este accesorio, tu ropa se mantendrá comprimida por más tiempo, lo cual es ideal para trayectos largos o si no planeas desempacar en cada parada.

Cubos para empacar
Algo que me cambió la manera de organizar mi ropa durante los viajes fueron los cubos de empacar. Estos cubos te permiten dividir y clasificar toda tu ropa: puedes poner los pantalones en uno, las playeras en otro, la ropa interior en un cubo más pequeño, etc. Son realmente útiles porque, al llegar a tu hospedaje, sólo sacas el cubo que necesitas y encuentras rápidamente lo que buscas, evitando revolver toda la maleta.
Además, un truco que personalmente uso es combinar los cubos de empacar con las bolsas de compresión. Primero coloco toda mi ropa en los cubos (manteniendo un orden por tipo de prenda), y luego meto estos cubos dentro de una bolsa de compresión. De esta forma, la ropa queda aún más compacta y puedes aprovechar al máximo el espacio de tu maleta, sin perder la organización.

Bolsa para ropa sucia
Aunque parezca un detalle menor, llevar una bolsa exclusiva para la ropa sucia puede marcar una gran diferencia en la organización y limpieza de tu maleta. Mantener las prendas usadas separadas de las limpias ayuda a evitar olores, manchas o mezclas innecesarias.
Mi recomendación es que optes por una bolsa de malla, ya que suelen ser más resistentes y permiten que la ropa transpire un poco, evitando la acumulación de humedad. De esta forma, cuando llegues a una lavandería o regreses a casa, simplemente viertes el contenido de la bolsa en la lavadora y listo. Un accesorio sencillo pero esencial para un viaje bien organizado

Fundas de silicona para botellas
Si sueles llevar tus propios productos de higiene personal, como shampoo, cremas o jabones líquidos, las fundas de silicona para botellas son un gran aliado. Estas fundas ayudan a evitar que el contenido se derrame dentro de tu equipaje, incluso bajo la presión que se genera en el avión.
Además, te permiten conservar el envase original de tus productos sin tener que trasvasarlos a pequeños botes de viaje; simplemente colocas la tapa de silicona sobre la boca de la botella y listo. De esa forma te aseguras de que el contenido permanezca sellado y reduces el riesgo de una sorpresa desagradable al abrir tu maleta.

Bolsa tipo sling o bandolera
Uno de mis accesorios favoritos para recorrer las calles de Europa es la bolsa tipo sling o bandolera. Estas bolsas permiten llevar lo esencial (pasaporte, teléfono, cartera, quizá una botella de agua pequeña) de forma segura y accesible, sin tener que cargar una mochila grande todo el día.
Es muy importante elegir una bolsa sling con una correa acolchada y ajustable, para que se adapte a tu cuerpo y puedas llevarla durante horas sin molestias. La ventaja de este tipo de diseño es que suele tener varios compartimentos o bolsillos, ayudándote a mantener tus objetos organizados y siempre a mano.

Mochila de día
Si viajas en grupo o sencillamente prefieres algo más espacioso y cómodo para tus paseos, una mochila de día es la solución ideal. Personalmente, soy fan de las mochilas de la marca Osprey; son una inversión que vale totalmente la pena por su resistencia, ligereza y, sobre todo, la comodidad que ofrecen al distribuir el peso de manera uniforme.
Si tu presupuesto es limitado o buscas una opción más económica, asegúrate de que la mochila tenga un clip de sujeción entre las correas de los hombros, ya que esto ayuda a que el peso se reparta mejor y te permite cargarla durante horas sin que resulte incómoda. Además, revisa que cuente con varios compartimentos y bolsillos, para poder organizar tus objetos de forma práctica durante las excursiones diarias.

Mochila doblable
Si lo que buscas es practicidad total durante tus recorridos, una mochila plegable es la respuesta. Su principal ventaja es que, cuando no la estás usando, se dobla hasta quedar muy compacta, así puedes guardarla fácilmente en tu equipaje o incluso en la bolsa del día. Pero cuando sales a explorar, la abres y la usas como una mochila normal, perfecta para ir metiendo todo lo que vayas comprando o para guardar tu chamarra si el clima cambia a lo largo del día.
Lo ideal es una capacidad de 16 litros, pues suele ser suficiente para llevar lo esencial (una botella de agua, alguna chamarra ligera, snacks, etc.) sin que resulte incómoda. Además, gracias a su diseño minimalista y ligero, prácticamente no notaras que la llevas puesta.

Porta documentos
Al momento de viajar, un porta documentos puede convertirse en tu mejor aliado. Te permite llevar en un mismo lugar el pasaporte, las tarjetas de embarque, confirmaciones de hospedaje y hasta la información de tus tarjetas de crédito.
Esto resulta particularmente útil si viajas en familia o con varias personas, ya que tendrás toda la documentación organizada y evitarás posibles extravíos. En lugar de ir sacando papeles sueltos de la mochila o la bolsa, mantendrás el orden y la seguridad de saber dónde está cada cosa en todo momento.

Batería portátil (power bank)
En un viaje, uno de los aspectos más importantes es mantener tus dispositivos con suficiente batería, especialmente el celular. Lo utilizamos para mapas, traducciones, fotos, videos, guías de viaje y un sinfín de cosas más, así que quedarte sin batería en medio de la aventura puede ser un verdadero problema.
Por eso, una batería portátil se vuelve indispensable. Te recomiendo mínimo 10,000 mAh si buscas algo ligero que pueda cargar tu teléfono entre 1 y 1.5 veces, suficiente para el día a día. Pero si quieres mayor respaldo (por ejemplo, si planeas usar mucho el GPS, las redes sociales o varias aplicaciones), opta por una de 20,000 mAh, que te dará varias cargas completas.
Además, considera llevar un cable de carga más largo de lo habitual. Así puedes dejar la batería en tu mochila mientras sigues usando el teléfono sin tener que sostener la power bank en la mano todo el tiempo. Un detalle sencillo que hace toda la diferencia en esos largos trayectos en tren o autobús.

Celular con buena cámara y eSIM
Si estás pensando en comprar una cámara para tu viaje pero no quieres gastar más ni cargar con otro dispositivo, un celular con buena cámara puede ser la solución perfecta. Hoy en día hay modelos bastante asequibles que ofrecen resultados muy competitivos en fotografía y video, lo cual te permite documentar tu viaje sin complicarte demasiado.
Otro punto importante es que el teléfono tenga ranura para dos SIM, para que puedas conservar tu línea habitual y, al mismo tiempo, adquirir una SIM local europea. Sin embargo, mi recomendación principal es que revises si tu celular es compatible con eSIM.
De esta forma, podrás contratar un plan de datos para Europa incluso antes de salir de casa, y estar conectado desde el momento en que aterrices. Nada mejor que llegar y tener acceso a mapas, reservas y cualquier otra información al instante.

Botiquín básico
Siempre es buena idea llevar un botiquín con lo esencial: pastillas para alergias, dolor corporal, malestar estomacal, mareo o resfriado. Eso sí, lo mejor es consultar con tu médico antes de llevar cualquier medicamento, sobre todo si necesitas dosis específicas o algún tratamiento especial. Si requieres medicinas de uso continuo, no olvides empacar la receta, ya que en aeropuertos o controles migratorios podrían solicitarla.
Asimismo, te recomiendo incluir tiritas o vendas de curación rápida, las cuales sirven para cubrir heridas leves o ampollas. Créeme que, después de un día entero de caminatas, nunca está de más tener algo a la mano para aliviar un pie lastimado y seguir disfrutando del viaje sin contratiempos (te recomiendo llevarte siempre varias en tu mochila del día).

Adaptadores europeos
En Europa encontrarás distintas clavijas según el país que visites, así que llevar adaptadores adecuados es clave para no quedarte sin batería. Lo ideal es contar con varios si viajas con diversos dispositivos, o si viajas en grupo y cada quien necesita su propio enchufe.
Muchos adaptadores modernos, además de ajustar la clavija, incluyen puertos USB incorporados. De esta forma, puedes conectar tus dispositivos directamente sin necesidad de usar el cubo de carga tradicional, lo que facilita aún más la tarea de mantener todo cargado sin ocupar tantas tomas de corriente.

Tubo para litografías
Si eres de los que disfrutan coleccionando pósters, planos o litografías de los lugares que visitas (en museos, galerías o exposiciones), un tubo de transporte puede ser tu mejor aliado. Mantiene el papel protegido contra dobleces, arrugas o humedad. Además, si no terminas usando el tubo para guardar pósters, siempre puedes emplearlo para transportar otros objetos largos o incluso llenarlo con cosas sueltas para aprovechar mejor el espacio en la maleta.
Como ves, qué llevar en un viaje a Europa depende de factores como la época del año, tu estilo de viaje y cuántos días planeas estar de recorrido. Sin embargo, mi experiencia y todos estos artículos que te he mencionado pueden servirte como guía para armar una maleta práctica y completa, sin pasarte de peso ni de bultos.
Lo más importante es equilibrar comodidad y funcionalidad: llevar ropa y calzado adecuados, accesorios que faciliten tu día a día y, claro, cuidar documentos, salud y recuerdos que quieras traer de vuelta. Con esta lista en mente, puedes adaptar lo que mejor se ajuste a tu itinerario y preferencias, para que tu única preocupación sea disfrutar al máximo de cada ciudad europea que visites.
¡Feliz viaje! Disfruta de la cultura, la gastronomía y los paisajes increíbles que te esperan en el Viejo Continente.