¿Es seguro viajar por el mundo? Enfermedades y Accidentes en los viajes

«…huir de la muerte es huir de la vida, olvidar que moriremos es olvidar que estamos vivos.»

Normalmente intento ser realista y objetivo cuando se refiere a un viaje pero entiendo la preocupación de las personas cuando la mayoría de las preguntas relacionadas sobre cómo organizar un viaje tienen que ver con «seguridad», «miedo», «enfermedades» y «accidentes».

No lo negaré, ni intentaré convencerte que viajar es completamente seguro, sería una mentira. Pero si quiero mostrarte el panorama completo y poner las cosas en perspectiva.

Lo primero que debes entender es que viajar no es más peligroso que quedarte en casa. Pero debido a que te encuentras en un ambiente conocido y confortable tu cerebro minimiza e ignora estos riesgos.

Tu vida cotidiana está llena de posibles accidentes y enfermedades. En cualquier momento, en tu casa, trabajo, escuela, en los trayectos de tu casa al trabajo, salir a un centro comercial, a un bar o cualquier actividad que hagas tiene un riesgo potencial, pero es difícil creerlo pues es tu día a día.

Si aún no lo crees, ¿sabías que tan sólo en Estados Unidos mueren 450 personas al año por caerse de la cama? Suena extraño, pero es una realidad. Vivir tu vida cotidiana puede ser riesgoso.

Cuándo se refiere a un viaje es más fácil aceptar la posibilidad de una enfermedad o accidente, estarás en un ambiente diferente enfrentando a situaciones  desconocidas. Incluso yo, que he recorrido más de 50 países, cada vez que viajo a un lugar nuevo siento miedo, pero reconozco que está en mi imaginación.

Afortunadamente, desafortunadamente para mi repertorio de historias, jamás he tenido un accidente o enfermedad en un viaje. Viajé 3 meses por India y ni siquiera eso logró hacer que enfermara del estomago. Pero si he pasado por situaciones dónde mi vida ha estado en peligro, eran momentos específicos en situaciones que se salieron totalmente de mi control como lo sería mi viaje al Campo Base del Everest.

Debido a esto me di a la tarea de recolectar historias de varios bloggers que han recorrido el mundo y que ellos nos cuenten sus historias de enfermedades y accidentes en sus viajes.

Dicen que para superar un miedo debes de enfrentarlo y es lo que intento con estos textos. Quiero mostrarte la realidad para qué comprendas que las cosas no son tan malas como tu mente las hace parecer.

Al finalizar de leer todas estas historias te darás cuenta que no importa cuánta planeación, preparación y prevenciones se pudieron haber tomado para evitar que sucedieran algunas de estas historias, era inevitable.

Sin embargo, también notarás que la mayoría tienen un factor en común: las personas involucradas contaban con un seguro médico internacional de viajes que les ayudó a salir adelante.

Antes de entrar de lleno con las historias me resta recordar que cada cosa que valga la pena conlleva un riesgo y un viaje no es la excepción.

Cuándo me encontraba en medio de la tormenta en los Himalayas lo único que podía pensar era, si en estos momentos hubiera sucedido algo que terminará con mi vida estaba seguro que moriría satisfecho. Pude caminar hasta la base de la montaña más alta del mundo y admirar unos paisajes que pocas personas tienen el privilegio de hacer. Esta recompensa vale para mi cualquier riesgo.

Enfermedades en los viajes – India

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Pablo Garcia del blog Polviajero.com

Cada vez que le decía a alguien que iba a viajar a India, me decía: tené cuidado con lo que comés. Y es cierto, hay que ser precavido con las comidas en India porque las condiciones de cocción no son las mejores.

Pero también es cierto que en un viaje largo, uno se cuida mucho los primeros días y luego algunas cosas se empiezan a naturalizar y los cuidados poco a poco se olvidan. Eso es justamente lo que me pasó cuando llegué a Varanasi.

Ya hacía un mes y medio que estaba viajando por India, había recorrido la costa oeste, el Rajastán, algo del norte y llegué con un amigo viajero a la famosa ciudad del Ganges y los rituales.

Al momento de buscar un alojamiento, buscamos un hostel barato y cerca del río porque nos interesaba la posibilidad de sacar fotos desde lo alto, sobre todo, de las ceremonias de cremación.

Llegamos así a Puja Guesthouse, ubicada sobre uno de los gaths sobre el río Ganges con un enorme horno de cremación.

Según la tradición, todos los hindúes deben peregrinar hacia el Ganges al menos una vez en su vida y miles van a morir a esta ciudad tan mítica para que sus cuerpos sean quemados y sus cenizas sean arrojadas al río.

Caminamos fascinados una y otra vez por la orilla del Ganges viendo las inmersiones y las ceremonias que cada tarde se hacen en el lugar.  Aprovechamos la terraza del hostel para sacar buenas fotos panorámicas de estas situaciones donde la religiosidad hindú se expone en su máximo esplendor. Pero cometimos un error: en esa terraza donde se veía todo tan lindo y que nos permitió tomar tantas fotos, también cenábamos o almorzábamos.

Aquí tengo que agregar un detalle importante: justo abajo nuestro, la pira de los crematorios ardía desde la salida del sol hasta el ocaso. Como ustedes saben, el humo sube… suben la cenizas que se vuelan mientras se queman…. Y nosotros comiendo allí.

No les puedo explicar el malestar estomacal que tuve durante días. No me lo olvidaré en mi vida.

Aquí mi consejo entonces: en India debes tener cuidado con la comida pero también, evitar cenar alrededor de un horno de cremación. Tu estómago te lo va a agradecer.

Contribución de Pablo Garcia del Blog de Viajes POLVIAJERO

Si querés seguir leyendo sobre mi viaje por india, podés visitar mi blog POLVIAJERO.com

Enfermedades y Accidentes en los viajes – Nepal y Sri Lanka

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historias de Flor y Juan del blog Ruta del Mate

India – Nepal

Estábamos con Juan en India, en Pushkar, cuando sentimos un pequeño temblor. No podíamos ni sospechar lo que se estaba viviendo en Nepal en ese momento. Era 25 de abril de 2015, un terremoto estaba azotando fuertemente el país y hacía menos de un mes nosotros habíamos estado por allí.

Mi papá, desde Argentina, me mandó un mail que decía:
«Siempre estén en comunicación con nosotros. Estos lugares donde están no me gustan. Me gustaría que se vayan a la madre patria. Los quiero. Papi»

Es que ni siquiera quería verme o que estuviera con él en Argentina, con que me vuelva a vivir a España (de dónde habíamos salido para nuestro gran viaje), le bastaba. Quería que estuviera en un lugar que, de acuerdo a su criterio, fuera «seguro». Le respondí que yo también le quería, que estábamos haciendo realidad nuestro sueño y que cosas malas podrían sucedernos en cualquier sitio, incluso en Madrid.

A la semana de este suceso, hubo un terremoto en la provincia argentina de San Juan y mi papá justo estaba allí por trabajo. Obvio que le tenía que devolver el mail:
«Me gustan los lugares donde estás. Tan sólo cuidáte. Te quiero, Flor»

Nota de Alejandro: Personalmente estuve en Nepal durante la peor tormenta en la historia del país, logré llegar a un punto seguro y evitar estar atrapado en zona de riesgo por un día (Puedes leer el resto de la historia aquí). Otras personas no corrieron con tanta suerte. No por estar en un lugar familiar o seguro te garantiza que estarás a salvo, los accidentes pueden suceder en un país lejano o en tu misma casa.

Tailandia – Sri Lanka

Antes de salir de viaje, me hice lo que popularmente se conoce como un «service completo», la «itv» para mi cuerpo: fui al médico, ginecólogo, dentista, chequeé que tuviera todas las vacunas, todo. A los 7 meses de comenzado el viaje, un arreglo en una muela se me fue deteriorando y un caramelo pegajoso lo terminó por destruir, dejando un agujero que no permitía que comiera ni tomara nada frío sin sufrir.

Seguro internacional con cobertura dentalMe hice ver con una dentista en Tailandia que me dijo que tenía una infección y que necesitaba un tratamiento de un mes con antibióticos viendo regularmente al dentista. No podíamos quedarnos un mes, por dos razones: se nos vencía la cantidad de días permitidos en ese país y teníamos un pasaje ya comprado a Sri Lanka.

Dudamos seriamente en abandonar el viaje y volver a España dado que era una «infección» y un tratamiento relativamente largo, además esa situación estaba afectando nuestros ánimos y no estábamos disfrutando del viaje.

Pero al final continuamos y en Kandy, la ciudad donde está el «diente de Buda» me fui a tratar en un hospital bastante precario que nada tenía que ver con el moderno de Tailandia. Allí el dentista me hizo el tratamiento que necesitaba en un santiamén, no sin antes sufrir un poquito, obvio.

La muela, por suerte, no dio más problemas y pudimos seguir disfrutando de nuestro sueño viajero.

Nota de Alejandro: Algunos, no todos, seguros de gastos médicos internacional tienen cobertura de emergencias dentales. Revisa bien la póliza de tu seguro para saber si este tipo de situaciones están cubiertas. Da clic aquí para conocer las cosas que debes de considerar para comprar un seguro médico internacional.

Contribución de Flor y Juan del Blog de Viajes Ruta del Mate

Para leer más historias puedes visitar el blog Ruta del Mate

Enfermedades en los viajes – Uganda

Rozando la muerte en Uganda – Historia de Esteban Mazzoncini del blog Un Viajero Curioso

El calor y los mosquitos forman una combinación insoportable y el viaje a Kalangala, en el Lago Victoria, se hace más difícil de lo pensado. A la noche comienzo a sentirme mal. El termómetro marca 41º y estando a varias horas en bote del pueblo más cercano me doy cuenta que estoy en una situación complicada.

Siento tanto dolor en los músculos y todo el cuerpo que apenas puedo moverme. A pesar de ser de noche el dueño de una choza me lleva en carretilla hasta el muelle y con la complicidad de un amigo me suben a una embarcación. Cierro los ojos y a partir de ese momento no me acuerdo nada más.

De pronto oigo una voz de mujer que pregunta por mi nombre. Estoy en la sala de una clínica en Masaka. La enfermera se acerca con una carpeta, saca unos papeles y lee un informe que siento como si fuera un veredicto final. Apenas logro entender que tengo paludismo más conocido como malaria.

Estoy solo, en Uganda y el miedo se apodera de mi mente pensando en lo peor. Hace tres días que estoy internado, durmiendo, tomando pastillas, vomitando y hasta inclusive desmayándome del dolor. Ni las vacunas ni el repelente pudieron evitar uno de los peores riesgos de visitar África del Este en pleno verano. Hoy la muerte tocó la puerta, pero esta vez preferí no abrirle.

Si quieres leer el resto de la historia de Esteban puedes leerlo dando clic aquí.

Contribución de Esteban Mazzoncini del Blog Un Viajero Curioso

Pueden seguir leyendo más historias en el blog Un Viajero Curioso

Además, en el libro UN VIAJERO CURIOSO vas a encontrar relatos en primera persona de los viajes que Esteban fue haciendo por Asia, Medio Oriente, África, América Latina y anécdotas de Europa durante 20 años. Más info sobre como obtener el libro da clic aquí

Accidentes en los viajes – Argentina

Accidentes en los viajes – Historia de Aldana, Dino y Tahiel, familia viajera del blog Magia en el camino

Un segundo es lo que duró el accidente. Puede ser que haya sido un poco más, pero todo pasó tan rápido que es imposible medir el tiempo.

Cerré los ojos y sentí tres fuertes golpes.

Uno.
Dos.
Tres.

Recuerdo que los conté mientras mi cabeza golpeaba contra la puerta del auto.

Después me enteraría que se debieron a las tres vueltas que dio el vehículo. A partir de ese momento se sucedieron una serie de “milagros”.

El auto quedó “parado”, cruzamos el cantero central de la autopista y de la mano contraria solo venía un bus, a lo lejos, que vio el accidente y frenó lo suficientemente lejos como para no chocarnos, pero lo suficientemente cerca para que las personas bajaran a ayudarnos. Pero el mayor milagro fue el de Tahiel, nuestro bebé de casi dos años en ese momento.

A veces siento que “alguien o algo” lo tomó de mis brazos en el momento del accidente y lo volvió a colocar en ese lugar una vez que el auto frenó.

Hacía 15 minutos que lo había sacado de su sillita y lo había colocado con su cabecita hacia adentro del auto, en mis brazos, para darle la teta porque no encontrábamos ningún lugar para parar en la ruta y hacerle la comida.

Eran las tres de la tarde y había comido su yogurt hacía casi cuatro horas. Lo tenía protegido con mi cinturón, pero en el momento del vuelco yo no lo sentí. Menos mal que estaba conmigo, porque la sillita quedó dada vuelta.

Tahiel lloraba desconsoladamente. Yo estaba asustada. No podía abrir la puerta y veía a Dino sangrar mucho de la cabeza. Me desesperé. Tahiel seguía llorando. Pero estaba bien. Me puse a llorar yo también.

Cuando nos sacaron del auto me senté en el pasto y lo abracé fuerte.

Sentía el chichón que se iba formando en mi frente y los moretones que me iban apareciendo en el cuerpo, pero lo veía a Tahiel y me ponía a llorar.

Él estaba perfecto. No tenía ni un rasguño. Ni un raspón. Ni un sector rosa en su pielcita. Solo estaba asustado. Fue otro milagro.

El accidente nos hizo sentir muchas cosas.

Nos hizo sentir queridos.
Nos hizo sentir privilegiados.
Nos hizo pensar en todo lo bueno que tenemos y en todo lo que nos hacemos problema sin necesidad.
Nos hizo valorar lo importante.
Nos hizo bajar un cambio.
Nos hizo darnos cuenta que la vida puede cambiar (o terminar) en un segundo.

No esperen a mañana. Hoy puede ser un gran día para decidir administrar los recursos en pos de un sueño. Hoy puede ser un gran día para tomar una decisión.

La vida puede cambiar en un segundo.

Si quieres leer la historia completa puedes hacerlo dando clic aquí.

Contribución de Aldana, Dino y Tahiel del Blog de viajes en familia Magia en el camino

Pueden seguir sus aventuras en el blog Magia en el Camino

Además, encontrarás muchas más historias de sus viajes por Europa, Asia, América y África en su libro Magia es Viajar . Más info sobre como obtener el libro da clic aquí

Accidentes en los viajes – Estados Unidos

Enfermedades y Accidentes en los viajes – Historia de Laura y Chema del blog Folkqueando

A punto estuvimos de no renovar el Seguro con Ocaso Oro, un Seguro de decesos que tiene cobertura en viajes.

Por suerte, Roberto, nuestro agente de seguros nos convenció, porque nosotros nos sentíamos indestructibles, sanos y fuertes, y nunca habíamos tenido que usarlo, por lo que pensamos que nos lo podíamos ahorrar e ir por nuestra cuenta.

Finalmente renovamos y por casualidades de la vida, acabamos en Estados Unidos, un destino que nunca nos atrajo, y allí fue donde tuvo lugar uno de los peores días de nuestra vida: tuve un accidente y me rompí el hueso radio de la mano derecha.

Nunca olvidaré las palabras y el gesto del enfermero de urgencias: «surgery».

Entré en shock y me sentí dentro de una película americana sin subtítulos. Me llegaron de golpe todos los miedos porque pensé que no lo iba a cubrir el seguro, o que nos iba a decir que lo pagáramos primero nosotros (imaginaos cuanto puede costar una operación de urgencia en un hospital que parece un hotel de 5 estrellas en el norte de California…..)

Pero por suerte, tengo un marido con una paciencia de oro que estuvo horas hablando por teléfono hasta que conseguimos que aceptaran correr con todos los gastos. Cuando entró la administradora del hospital con su ayudante a mi habitación y me dijo que según las cláusulas de mi seguro, esto era una urgencia y tenían que correr con todos los gastos, lloré.

No sé si os podéis imaginar el alivio tan grande que sentí, a pesar de que iba a ser la primera operación de mi vida y no era en mi hogar. Estaba aterrada, pero aliviada, porque solo tenía que seguir siendo parte de una mala película sin subtítulos.

Este mal día se convirtió en una experiencia más, una herida de guerra que me recuerda que no somos indestructibles, y que de todo se sale y todo se supera.

Siempre hay una salida, y no tienes que tener miedo a viajar porque te pueda pasar algo malo. Por cada cosa mala que te pueda pasar, hay millones de cosas buenas, es pura felicidad, y total todos vamos a enfermar o accidentarnos algún día, lo bueno es que pase viviendo como uno quiere, sin miedos

Contribución de Laura y Chema del Blog Folkqueando

Pueden seguir leyendo más historias en el blog Folkqueando

Accidentes en los viajes – Perú

Enfermedades y Accidentes en los viajes – Historia de Lina y Andrés del blog Renunciamos y Viajamos

A punto de cumplir dos años viajando sin pausa nos hemos dado cuenta de que la vida en el camino nos puede dar satisfacciones increíbles, tantas como no podríamos imaginarnos. Pero al mismo tiempo, somos conscientes de que las rutas desconocidas y las actividades que hacemos todo el tiempo nos pueden tener preparados momentos difíciles. Y dejarlos al azar es algo que podríamos lamentar.

Mirando atrás, hacia nuestros inicios con la mochila al hombro, encontramos ejemplos que nos obligaron a tomar medidas.

Esta historia data de mediados de 2009. Estábamos a punto de culminar las interminables 21 horas de carretera que separan a Lima de Cuzco. Viajábamos en el segundo piso de un bus de laSeguro-de-Viaje-Internacional empresa Flores, justo en los asientos frente al vidrio panorámico del carro. Frente a nosotros, durante todo el recorrido, el paisaje peruano cambiaba de desierto a montañoso y nevado entre siesta y siesta.

Atrás de nuestras sillas quedaban las escaleras que dan al primer piso del bus, y durante  todo el recorrido, misteriosamente, los asientos se reclinaban más y más. Lina y yo, felices y cómodos, no hacíamos más que aprovechar la situación para estirar las piernas y recostar más la espalda.

Faltaban cerca de 20 kilómetros para arribar a  Cuzco y de pronto CRASH!! La base de nuestros asientos se rompió. Caímos de cabeza dos metros abajo hasta aterrizar en las escaleras que conducían al primer piso. Y como si eso no fuera suficiente, las sillas nos cayeron encima.

Lina quedó inconsciente por unos minutos y yo me di un golpe en la nuca que me dejó mareado. Pero el chofer del bus ni se dignó a parar. Los gritos y reclamos de los demás pasajeros fue lo único que movió al ayudante del vehículo a prestarnos atención.

Llegamos a Cuzco y nada nada cambió. No nos quisieron llevar al hospital y mucho menos ubicarnos en un lugar donde pasar la noche. Tuvimos que ir a la Policía de la terminal de buses a denunciar al conductor y luego de varias horas con nuestras contusiones y heridas logramos que las autoridades los obligaran a responder por medio del seguro del bus.

Las ganas de conocer nuevos destinos, tomar fotos hermosas y hacer nuevos amigos no nos dejaron pensar en la importancia de tener un seguro de viajes internacional. De haber tenido uno, una sola llamada bastaba para ser atendidos, nos hubiésemos evitado las discusiones con esta empresa de buses negligente.Seguro-de-Viaje-Internacional-Renunciamos-yViajamos

Ahora no estamos de vacaciones, como en aquel entonces. Hoy somos viajeros de tiempo completo y viviendo de esa forma los riesgos que nos esperan son más grandes que los que tenemos yendo de la casa a la oficina y pasando el fin de semana pegados al control remoto de la televisión.

Hoy viajamos con un seguro de viaje que protege nuestra salud en caso de accidente y enfermedad, nos da hotel por incapacidad médica, paga la estadía de un familiar nuestro en caso de emergencia, cubre gastos por pérdida de documentos y hasta paga la repatriación de los cadáveres (en lo cual esperamos no tengan que gastar ni un solo centavo)

Así que, si va a hacer un viaje largo, ya sea de vacaciones o quiere renunciar y viajar como nosotros, le recomendamos dos cosas:

  1. Evite viajar en la línea de buses Flores, ya sabe qué puede pasar.
  2. Antes que nada, tenga siempre a la mano su seguro de viajes. Siempre sabemos a dónde queremos llegar, pero nunca podemos predecir qué va a pasar. No hay nada mejor que viajar con la tranquilidad como tu mejor compañera de viaje.

Contribución de Andrés y Lina del Blog Renunciamos y Viajamos

Pueden seguir leyendo más historias en el blog Renunciamos y Viajamos

Enfermedades en los viajes – México

Enfermedades y Accidentes en los viajes – Historia de Olga del blog Charcotrip

Estábamos muy contentos de visitar Taxco, Guerrero. Tuvimos la suerte de estar durante la fiesta del Día del Padre Jesús así que todo estaba muy animado y habría fuegos artificiales en la noche.

Recorrimos el pueblo y todo iba de maravilla. Fuimos a cenar antes de los fuegos artificiales a un restaurante bastante simpático, nos atendieron muy bien y la comida estaba muy buena… pero nos excedimos: comimos demasiado. Es algo que pasa siempre que voy a México: como la comida como si no hubiera mañana.

Después de comer, vimos los fuegos artificiales, todo muy bonito, todo iba bien. Una vez terminados los fuegos empiezan los toritos (son unas estructuras en forma de toro que la gente se coloca en la espalda y empiezan a correr despavoridos por la plaza echando fuegos artificiales). Ahí es cuando Vicente empieza a sentirse mal y, ni modo, tuvimos que dejar la fiesta.

En cuanto llegamos al hotel empiezo a sentirme mal también pero me digo que se pasará al siguiente día. Nos dormimos y efectivamente para Vicente al despertar el malestar se había esfumado y estaba como si nada.

En cambio yo me sentía fatal, iba al baño cada 5 minutos, estaba medio mareada y no podía comer nada. Nuestro autobús salía a eso de la 1 de la tarde con destino a la Cd. de México y lo que yo pensaba que seria un medio día de caminar por Taxco se convirtió en «no puedo moverme :( » a mi marido le toco ir a la farmacia a comprar medicinas y nos quedamos en el hotel lo mas que pudimos.

Para llegar a la estación de autobuses tuvimos que agarrar taxi, a pesar de que era un trayecto corto caminando pero no me sentía con energía. En el autobús pedí estar al lado del baño, por suerte no lo necesité, ya empezaba a sentirme mejor.

Al llegar a nuestro siguiente destino ya fui capaz de tomar el metro (e ir de pie todo el trayecto), eso si, las comidas de los siguientes días fueron muy ligeras y eso como ya se imaginaran me llenaba de tristeza pero ni modo.

La lección de la historia es: cuando tu estomago te dice que ya, es ya. A él no le importa que te esperaste todo un año para volver a tu país y comer todo lo que no habías comido.

Si quieres leer la historia completa de Olga puedes leerlo dando clic aquí.

Contribución de Olga Grijalva del Blog Charcotrip

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Enfermedades en los viajes – India

Enfermedades y Accidentes en los viajes – Historia de Jairo del blog Mochila Nómada

El viaje de 3 meses a India + 4 meses más por Asia fue mi primer gran viaje. Nunca antes había puesto mis pies en el continente asiático y sentía mucha más emoción que miedo. Mis amigos me hacían las típicas preguntas sobre seguridad ¿Y si te roban? ¿No tienes miedo a que te secuestren? ¿Pero esas son no son peligrosas?

Poco podía yo imaginarme que mi peor (y único) problema durante los 7 meses de ese viaje sería algo tan y tan pequeño que ni siquiera llegaría a ver.

Tras mes y medio recorriendo India mi estómago empezó a fallar de forma constante; las amebas y las bacterias entraron en escena. Ahí inició un peregrinaje por médicos de India y Tailandia en que, a través de muestras de sangre y heces, encontrarían en repetidas ocasiones a estos simpáticos seres diminutos.

Fui perdiendo peso semana tras semana y nos planteamos volver a casa para curarme, pero las ansias de ver mundo me llevaron a seguir adelante y vivir una de las mejores experiencias mi vida. Mi cuerpo no funcionaba, pero mi corazón estaba más feliz que nunca.

Al volver a casa los médicos me examinaron y me dijeron que mi principal problema no habían sido las bacterias ni las amebas sino la sobredosis de medicamentos que había tomado para acabar con ellas.

Mi sistema digestivo había quedado prácticamente anulado y eso se tradujo en un año entero perdiendo peso, un ingreso de 10 días en el hospital con 54 kilos de peso (mido 190cm) y una dieta a base de arroz, zanahoria, patata y un par de ingredientes más que me acabaron sumiendo en una especie de depresión alimenticia.

Los meses pasaban, los médicos no sabían que hacer y yo ya no podía más. Estando solo en casa decidí romper las reglas y pedí una pizza y una cerveza. Estos excesos se suponía que se traducirían en más dolor y descomposición pero, sorpresa, ocurrió el «milagro cervecero».

A partir de ahí mi estómago empezó a funcionar y los médico, atónitos, me dijeron que no entendían nada pero que siguiese comiendo lo que me apeteciera. Así volví a ser el que era.

Me encantaría darle una moraleja a esta historia pero no creo que «sigue viajando aunque estés medio muerto» o «la cerveza te cura» sean muy aceptadas. Así que creo que dejaré esa parte al lector del blog.

Contribución de Jairo del Blog Mochila Nómada

Pueden seguir leyendo más historias en el blog Mochila Nómada

Enfermedades en los viajes – El Gran Cañon

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Erika and Paul del blog Viaje sin destino

Llegar a El Gran Cañon de Colorado en Estados Unidos, era uno de esos puntos que estaban marcados en el mapa hacia mucho tiempo. Nunca creímos que los días que acampamos allí serian los mas difíciles en mucho tiempo.

Emocionados por la llegada al famoso cañon del que se habla en todos lados, manejamos con la kombi hasta uno de los paradores y salimos corriendo del auto para sacarnos una foto. Dos segundos después nos dimos cuenta que estábamos rodeados de un batallón de chinos y extranjeros, muchos de los cuales llevaban barbijo (cubre bocas).

No quiero sonar discriminador, pero ya nos paso en severas oportunidades durante el viaje, que nos cruzamos con contingentes de turistas y terminamos enfermos de alguna u otra forma. Y esto no tiene nada de malo, pero teniendo en cuenta que las sepas alrededor del mundo mutan y los tipos de virus cambian de un lugar a otro; nosotros claramente somos sudamericanos y no estamos acostumbrados a enfermedades de Norteamérica u otra región del mundo.

A la media noche, luego de nuestra llegada al hitico sitio, comencé a sentir fuerte dolor de garganta, escalofríos, y fiebre muy alta; sentía que se me derrumbaba el mundo.

Erika trato de cuidarme, pero horas mas tarde fue ella quien termino contagiada y por ende los dos quedamos de cama y sin poder mover un dedo, perdiendo la oportunidad de poder disfrutar plenamente de caminatas interminables por el mismo.

Elegir bien seguro de gastos medicos

Erika con paños de agua fría para bajar la temperatura.

Difícilmente podíamos respirar, ni hablar de caminar o hacer otra cosa mas que reposar, tal así, que decidimos usar el seguro de viaje que resulto siendo bueno para nada. Luego de llamar y explicarle al médico del otro lado del teléfono la delicada situación en la que nos encontrábamos, éste nos recomendó reposo y un paracetamol, como si eso fuera santo remedio. Este doctor no solo nos estaba medicando por teléfono, sino que nos estaba diagnosticando en la distancia, lo cual era mucho peor.

Nuestro seguro no solo no respondió a nuestras quejas, sino que supuestamente dicen que cubren emergencias a nivel internacional donde sea, y Erika y yo estábamos en un lugar desolado, pero a 150 kilómetros de Flagstaff, una gran ciudad desde donde podrían habernos enviado un médico.

Conclusión: No confíen en sus seguros, mucho menos en AssistMed, porque aunque sientan que van a morir de una enfermedad desconocida o una gripe fuerte, muchas veces el servicio no responderá acudiendo a sus necesidades humanas, sino mas bien a las necesidades de sus propios bolsillos, dejándolos desprotegidos cuando deberían cumplir con lo que prometen.

Nota de Alejandro: Personalmente no he tenido ningún problema con mi seguro de viajes, es algo que siempre cargo conmigo. Aquí un artículo sobre cómo elegir un bueno seguro de viajes internacional.

Contribución de Erika and Paul del Blog Viaje Sin Destino

Pueden seguir leyendo más historias en el blog Viaje sin destino.

Accidentes en los viajes – Tailandia

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Leandro Bauzá del blog Lean y Piensen

Mi recomendación a la hora de contratar un seguro de viaje, es que se fijen las cosas básicas que cubre, y si cubre entre otras cuestiones, el seguro de traslado de un cuerpo fallecido. Puede parecer algo que no haya que preocuparse, pero les puedo asegurar que dejarles esa tarea a sus familiares es algo feo por demás.

Hace unos años, viajando por el sur de Tailandia, el bus en el que viajaba rumbo a Bangkok chocó y volcó. Todos los que viajábamos sufrimos golpes, muchos sufrieron cortes profundos, otros tuvieron quebraduras, y un chico inglés, que viajaba tres asientos atrás mío, perdió la vida.

Todo pasó en muy poco tiempo, y cuando nos mandaron a todos al hospital para chequear nuestras heridas, no podía dejar de pensar en el pobre chico inglés, en el amigo que viajaba con él y no lo podía creer, y más que nada, en la familia de chico que iba a tener que viajar a Tailandia solo para recuperar el cuerpo de su hijo.

Imagínense que ya de por si la situación debe ser feísima, por lo que tener el seguro de traslado del cuerpo es tener la garantía de que no les vas a representar un dolor de cabeza a tus familiares a la hora de volver a destino.

Si querés ver el post que escribí sobre eso, este es el link: Dos Historias Fuertes

Nota de Alejandro: Además de ser una situación difícil, el traslado internacional de un cuerpo es MUY CARO. Es un tema fuerte pero debes de tener en consideración para no dejar una carga como esta a tu familia. No por no querer lidiar con estos temas te exenta de la posibilidad que sucedan. Generalmente los seguros de viajes internacional lo cubren pero no está de más revisar dos veces.

Contribución de Leandro Bauzá del blog Lean y Piensen

Para leer más historias puedes visitar el blog Lean y Piensen

Enfermedades en los viajes – Brasil

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Gilda del blog Mi Bitácora de Viajes

El 23 de octubre de 2015 me desperté sobresaltada porque sentí la pierna acalambrada, quise levantarme y casi me caigo. Lo primero que pensé fue que me había quedado paralítica o bueno, no sé, era parte de un sueño. Pero me pellizqué el brazo y dolió, estaba sucediendo de verdad.

Miré mi rodilla izquierda. Estaba rígida y muy hinchada. Intenté flexionarla pero fue imposible, no respondía. Dolía bastante.

Hacía dos meses y medio que estaba viajando por Brasil, era mi primer viaje sola. Llamé a un compañero del hostel donde me hospedaba y le mostré mi rodilla y pregunté cómo la veía. Amablemente me alcanzó hielo y me dijo que hiciera reposo un rato.

El dolor persistía por lo que decidí hacer uso de mi seguro médico y llamar para pedir ayuda. Por suerte el médico se hizo presente en el lugar porque realmente me era muy difícil caminar.

Estábamos en Buzios. Al otro día era mi cumpleaños. Tenía pensado irme a Arraial do Cabo, un lugar paradisíaco a pocos kilómetros de Buzios. Iría a la playa, nadaría en el mar, tomaría alguna caipirinha, conocería gente.

Finalmente el médico me dijo que tenía líquido en la rodilla, me dio una inyección para el dolor, me recetó antiinflamatorios por una semana y reposo por unos días también. Aunque le hice ojitos al doctor como diciendo peeeeero, peeeero mañana es mi cumpleaños no me querrás decir que tengo que quedarme quieta, no? No logré mi cometido.

Tres días de reposo mínimo, fueron sus palabras. Y así recibí mis 28 años, todo el día en reposo.

De esta experiencia aprendí varias cosas: primero, me demostró que siempre que viajemos es recomendable gastar unos pesos en un seguro médico internacional porque siempre está la posibilidad que lo necesitemos.

Además si hay algo que aprendí este último tiempo es que en la vida no se puede planear nada, que no tenemos nada controlado y que las cosas pasan cuando menos las piensas.

Si me preguntan jamás me imaginé que iba a pasar un cumpleaños en una cama brasileña, sola, con la pierna levantada. La imagen de hecho puede resultar bastante patética, pero decidí tomármelo con calma y hasta me resultó productivo.

Cuando viajás sola muchas veces tu cabeza está constantemente asimilando información, pensando en varios idiomas a la vez, tomando decisiones, negociando precios, sopesando posibilidades por lo que pasar algunos días enteros sin pensar en nada más que en cuidarme, no fue tan malo.

A veces el cuerpo pide un freno. Hacía dos meses y medio que caminaba muchísimo, recorría los lugares a pie, alguna que otra vez sentí ese dolor en la rodilla y no le había dado importancia y a veces está bueno parar, sí, también durante un viaje.

El cansancio del cuerpo se siente: dormir en habitaciones compartidas y que te despierten a cada rato, saltear comidas, caminar por horas con calor, dormir en colectivos. El cuerpo es muy sabio, cada día me convenzo más. Necesitaba descansar, hacer una pausa y recargar energías para continuar el viaje de la mejor manera.

Una vez leí una frase que me encantó y la voy a usar para cerrar esta anécdota: La gente positiva, es la que se cae, se levanta, se sacude, se cura los raspones, le sonríe a la vida y dice: Ahí voy de nuevo!

Contribución de Gilda del blog Mi Bitácora de Viajes

Para leer más historias puedes visitar el blog Mi Bitácora de Viajes

Enfermedades en los viajes – Malasia

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Laura y Pila del blog De Libros y Viajes

Estábamos en Penang, una hermosísima ciudad del norte de Malasia.

Eran las 5am y nos encontrábamos esperando una mini Van que nos llevaría hasta Tailandia. Estábamos muy nerviosos porque en pocas horas conoceríamos un nuevo país. Yo para relajarme había cenado un plato indio muy picante. Mala decisión.

Ni bien salimos hacia la frontera me descompongo. Le consulto al chofer si no podía parar porque no daba mas. Necesitaba urgentemente un baño sino cosas malas iban a suceder arriba de esa camioneta.

Me dice que no podía parar porque estaba cruzando un puente. Yo le ruego que ni bien pueda pare. Me dice que cuando saliéramos del puente va a frenar. Así lo hace. Para en una estación de servicios al costado de la autopista.

Yo me bajé corriendo como un pingüino y llegué con el último aliento al inodoro. Al rato vuelvo a subir más aliviado ante la mirada inquisidora de las mas de 20 personas que viajaban con nosotros. Volvimos a retomar la autopista y nos para la policía.

Parece ser que no se podía bajar por donde lo hicimos y habrá que pagar multa. El chófer trataba de explicarle en todos los idiomas y gestos posibles al agente que tuvo que bajar porque un flaco se cagaba. No hay caso, o paga la multa o… coima.

El chófer nos explica la situación y nos pide dos Ringgits a cada uno de los pasajeros para pagarle este soborno al policía. Las demás personas me odiaron durante lo que restó de viaje. Pero yo preferí perder la dignidad antes de perder los intestinos.

Contribución de Pila y Laura del blog De Libros y Viajes

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Enfermedades en los viajes – Filipinas

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Samanta y Ariel del blog EnDondeSea

Hace unos meses hemos viajado a Filipinas y fue la primera vez que partimos con seguro de viajes. Al igual que muchos otros viajeros, nos hemos intoxicado comiendo en sus famosas ‘karinderías’, que no cuentan con las mejores condiciones higiénicas. Aunque es algo muy común en un viaje, lo último que deseas en esos momentos, es preocuparte por los costes de los tratamientos.

En Filipinas existe tanto la malaria como el dengue, y es muy importante saber cómo se manifiestan para poder actuar lo antes posible. En nuestra estadía en la isla de Bohol, conocimos a dos noruegos que nos explicaban sus ‘síntomas de gripe’ que les provocaba fiebre alta algunas noches. Les pregunté inmediatamente si habían tenido picaduras de mosquitos en su estadía y me dijeron que sí. Definitivamente, no estaban teniendo en cuenta la gravedad del asunto, ya que no consideraban la posibilidad de haber contraído una enfermedad y se automedicaban para bajar la fiebre.

A la hora de salir de viaje, muchos viajeros optan por ahorrarse el seguro médico para abaratar costes. Tras varios viajes, he aprendido que de esta manera se acaba gastando más si surge alguna complicación, y que encima, me angustio hasta que no veo la factura médica. Por otro lado, es una forma de proteger a tu familia en el caso de te ocurra algo, ya que la mayor parte de los seguros cubren el traslado y la estadía de un familiar en caso de que estés hospitalizado.

En resumidas cuentas, informándote adecuadamente sobre los riesgos del país de destino y contando con un seguro de viajes que corra con los gastos de un posible incidente, te evitarás preocupaciones o malos tragos en tu viaje al extranjero.

Nota de Alejandro: Algunas compañías de tarjetas de crédito o aerolíneas te «regalan» un seguro de viaje, te sugiero que revises bien las coberturas del seguro médico internacional pues la mayoría de las veces tan sólo cubre evacuaciones (esto es indispensable si viajas a regiones remotas, en mi caso casi uso de esto en los Himalayas) o tratamientos muy básicos. Aquí más info sobre las coberturas del seguro en viajes.

Contribución de Samanta y Ariel del blog EnDondeSea

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Accidentes en los viajes – Grecia

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Noe y Fer del blog 2 por el mundo

Cuando visitamos Santorini decidimos alquilar una moto para recorrerla a pesar de que las rutas de la isla están en muy mal estado.

Un mañana salimos a pasear y el camino empezó a estar cada vez peor, muy resbaladizo y lleno de curvas.

seguro de gastos medicos internacional para greciaEn un momento, Fer (que manejaba) toma una curva muy cerrada y patinamossssssssssssssssss.

Todo pasó muuuuyyy l e n t a m e n t e.

Lo que más me acuerdo fue que pensé -“No puede estar pasando esto! No nos podemos estar cayendo de la moto!”- Pensé que el viaje se terminaba ahí, en ese momento.

Por suerte lo único que salió volando fueron las ojotas (sandalias), aunque yo terminé con la pierna muy golpeada y raspada. Lo primero que vi fue a Fer que estaba en el suelo pero se paró casi instantáneamente para ver cómo estaba.

Nunca lo había visto con tanta cara de asustado y preocupación. Reconozco que en el momento estaba enojada así que no reaccioné tan bien y me asusté un poco cuando vi la rodilla llena de sangre a pesar de que en el medio de la adrenalina de la situación no me dolía nada.

Con todo este nerviosismo decidimos volver al hotel para limpiar mis heridas. No nos quedaba otra que subirnos a la moto. Yo estaba enojadísima con Fer, y él muy preocupado.

Como tenía miedo de que la moto no respondiera después del golpe iba lento y pegado a la orilla, golpeándome sin querer con todas las ramas y cardos secos que había al costado de la ruta mientras yo gritaba! Recuerdo ese momento y fue bastante tragicómico. Parecía una escena de “Los tres chiflados” cuando te pegan una y otra vez en el lugar lastimado.seguro para accidentes internacional

Llegamos al hotel, me limpié con agua y jabón. Fer me dio un calmante fuertísimo y una pastilla para dormir. Nos abrazamos y me quedé profundamente dormida.

A los minutos Fer me despierta y me dice que había llamado a nuestro seguro médico y nos habían mandado un taxi para ir hasta una clínica.

El médico que nos atendió hablaba inglés perfecto y fue bastante suave para limpiarme y revisar que no tuviera una fractura. Nos dijo que este tipo de accidente pasaba muy seguido. Se ve que tenía bastante cara de asustada, porque no paraba de repetirme “DON´T PANIC”. Me recetó algunas cositas para cuidar la herida, medicación y reposo.

Finalmente terminamos quedándonos tres días más de lo planeado haciendo reposo. A pesar del susto, no fue nada terrible y pudimos seguir con nuestra travesía. Eso si, amigos viajeros, “DON´T PANIC”, y a animarse a viajar.

Si quieres leer la historia completa puedes puedes hacerlo dando clic aquí.

Contribución de Noe y Fer del blog 2 por el mundo

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Enfermedades en los viajes – Colombia

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Valentina del blog Un Poco de Sur

San Cipriano es un paraíso natural con cascadas, pozos de agua y una terreno selvático impresionante así que ese fue nuestro principal atractivo durante los días que estuvimos en el pueblo.

Una mañana decidimos ir al rio sin mucho más plan, llevábamos lo puesto -que no era apenas ni un pantalón en mi caso- y la cámara de fotos en una pequeña mochilita. El rio apenas nos tocaba los tobillos, la altura normal es así de llana puesto que la parte interesante se encuentra en los pozos, también dentro del rio, donde se llega a más de 10 metros de profundidad.

Nos animamos a salir a caminar, cruzamos el rio sin quitarnos los zapatos y un segundo riachuelo que no nos llegaba ni a los tobillos. La idea era encontrar un par de cascadas conocidas en la zona. Nadie sabia que estábamos allí, no había comunicación o señal de ningún tipo pero no nunca pareció un problema.

Pasadas un par de horas nos alertamos al oír una tormenta aproximándose, pasados unos 30 minutos y sin mucha prisa decidimos volver por nuestros pasos cuando nos encontramos con la primera sorpresa del camino. El riachuelo que habíamos cruzado ahora nos llegaba hasta medio pecho y aunque era pequeño y no había corriente en él eso significaba que el rio se encontraría en peor estado.

Una vez llegados a la orilla apenas reconocimos el lugar, el rio de unos 30 metros de ancho que antes no nos llegaba ni a los tobillos ahora bajaba con fuerza y cubría tanto que ni tan solo se veía el camino al otro lado, a Jesper con su 1,90 de alto el agua le llegaba hasta el cuello…

Después de esperar durante una hora nos dimos cuenta de que el rio estaba perdiendo fuerza y calculamos -según nuestra experiencia de los días pasados- que sobre las 18:30h no habría más luz ni posibilidad de cruzarlo, así que decidimos esperar.

Por un lado yo asumí que mi cámara no sobreviviría pero eso era lo que menos me preocupaba en ese momento, sin embargo como por obra y gracia de un milagro encontré una bolsa ziplock en donde la metí sin mucha fe y nos armamos con un par de palos preparados para un primer intento.

Una vez llegados a la mitad del rio yo no conseguí volver a poner el pie en el suelo y se me llevo la corriente a una velocidad imposible de contener. Jesper al verme salir disparada se dejó ir y durante calculo 30 segundos, que fueron eternos, temí por nuestras vidas.

No sé como conseguimos juntarnos y agarrarnos a algo para volver a tierra pero descubrir la fuerza del agua de esa manera me ha hecho respetarla como nunca. No he pasado jamas tanto miedo en mi vida como en esos 30 segundos en los que me imagine lo peor.

Finalmente cruzamos el rio (un par de horas y de intentos más tarde) y dejamos ir todo ese pánico acumulado que no había visto la luz con enormes carcajadas y un fuerte abrazo y contra todo pronostico hasta la cámara estaba intacta.

La naturaleza es algo a lo que hay que tenerle mucho respeto y muchas veces lo olvidamos… Sin embargo, lección aprendida, si visitas un rio procura llevar Ziplocks siempre a mano, un compañero de 1,90 de alto y mucho humor por si a caso ;)

Si quieres leer la historia completa puedes puedes hacerlo dando clic aquí.

Contribución de Valentina del blog Un Poco de Sur

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Enfermedades en los viajes – China

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Verónica del blog Sin Mapa

La Muralla China es escarpada y a casi -20ºC tenía incluso algo de hielo en la superficie, por lo que transitarla no resultaba fácil.

Subiendo y bajando esas curvas de piedra comencé a sentir un dolor en las rodillas, era intenso pero soportable. No le hice mucho caso porque pensé que era por el esfuerzo de caminar algunos kilómetros por esas subidas y bajadas.

Cuando a la mañana siguiente quise levantarme de la cama… las rodillas flaquearon. ¡No podía mantenerme en pie!

Esperé unos minutos y volví a intentarlo. Nada, mi rodilla derecha -principalmente- no podía sostenerme, la izquierda me dolía pero me sostenía. Me asusté. Decidí hacer reposo ese día, pero al día siguiente mi rodilla derecha seguía muy dolorida… ¡no podía caminar!

No sabía qué hacer y la gente que había conocido en el hostal tenía previsto dejar la ciudad ese día o al día siguiente, por lo que decidí regresar a Shanghai, donde una chica inglesa que había conocido en Filipinas me había ofrecido alojamiento (al menos alguien me cuidaría, pensé!). Taxi a la terminal de tren, tren nocturno y taxi hasta la casa de Sarah.

En Shanghai contacté con mi seguro médico por email, les expliqué mis síntomas y ellos me indicaron que fuera a un centro médico donde me esperaban dos médicos y dos enfermeras. Ninguno de los cuatro hablaba bien inglés, pero nos hicimos entender por signos y señales.

Me inspeccionaron la rodilla, me hicieron un TAC y luego, un doctor chino me dio el diagnóstico –que nunca entendí- en un inglés muy básico y acento chino.

Me mandó a casa con unos parches calientes, dos cajas de pastillas y me dijo: “por 15 días no puedes caminar ni cargar peso” a lo que respondí: “pero soy mochilera! camino Y cargo peso!” El médico repitió: “15 días de reposo y nada de cargar peso”.

Volví en taxi a la casa de mi amiga sin entender qué le pasaba a mi rodilla pero con una decisión tomada: si debía hacer reposo, al menos que fuera en un sitio cálido y con playa. Por suerte estaba en los últimos 20 días de mi viaje! Así que tras 3 días de reposo en Shanghai con los cuidados de Sarah y ya sintiéndome un poco mejor, decidí volar a Langkawi, Malasia, para pasar mis últimas semanas en Asia tirada en una playa.

Contribución de Verónica del blog Sin Mapa

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Accidentes en los viajes – Uruguay

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Andrea y Samir del blog Viaja la vida

Andrea iba caminando cinco pasos más adelante cuando escuché un golpe, seguido por un ligero grito de dolor. No había sangre derramada, busqué vidrios rotos en el suelo pero tampoco estaban. «Me enterré ese clavo en la frente», dijo ella con el pánico marcado en su rostro, quizás yo me puse más pálido al ver el tamaño y el estado (oxidado) en que se hallaba el clavo.

Estábamos en Cabo Polonio, un Parque Nacional ubicado en la costa de Uruguay donde no existen calles ni alumbrado público. En su mayoría las viviendas son hostales y cuentan con generador eléctrico, todo pretende ser ecológico, costoso y rústico, como el hospedaje donde pasaríamos la noche, que tenía un piso de madera poco estable y un letrero enfrente con clavos sobresalidos.

Llamaron a la doctora del pueblo (parecía más una hechicera, tanto por su apariencia como por sus conocimientos), le puse agua oxigenada y merthiolate en la herida, le sirvieron un té para evitar que se le bajara la presión y la acomodamos en un sofá.

Aunque la abertura no era grande, no cabía duda que necesitamos ir a un hospital para descartar cualquier infección. La cuidad más cercana estaba a una hora, de la cual, 30 minutos consistían en llegar hasta la entrada principal del Parque, atravesando un camino de arena. Los únicos vehículos con permiso de transitar por el lugar eran unos camiones adaptados para transportar turistas con salidas programas, tuvimos suerte de que el accidente sucediera minutos antes que partiera el último camión.

Con una curita en la frente y trepados en un taxi que nos esperaba en la entrada (los encargados del hostal lo llamaron para que nos llevara a la clínica, no sin antes pagarle la carrera), fuimos rumbo a la ciudad de Castillos, llegamos a la sala de emergencia y, aunque era 25 de diciembre, varios pacientes esperaban ser atendidos.

No teníamos chip del país, tiendas y cabinas telefónicas estaban cerradas, no había wifi y el encargado de recepción (que estaba a punto de cerrar) no podía prestarme el teléfono para comunicarme con el seguro. No hubo más opción que pagar la asistencia médica.

Sentimos recién que era Navidad cuando las enfermeras le curaron la herida (la cual resultó no ser profunda) a Andrea, sin necesidad de agarrarle puntos, sólo utilizaron brujita. Le recomendaron ponerse la vacuna antitetánica.

Luego de salir del hotel al día siguiente, obedientemente pasamos por el hospital público antes de dirigirnos hacia la carretera, y por consejo del doctor, nos pincharon a los dos (¿el dolor de la aguja también cuenta como accidente?). No hubo problemas posteriores y sólo falta administrarnos la tercera dosis.

Contribución de Andrea y Samir del blog Viaja la vida

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Enfermedades en los viajes – Tailandia

Enfermedades y accidentes en los viajes – Historia de Eliana del blog Dar Vuelta al Mundo

Me desvivo por la comida callejera. Y en Tailandia aún más. Cuando buscaba un departamento para vivir algunos mese en Chiang Mai, era normal que no cuenten con cocina porque dan por sentado que comerías afuera.

Los primeros días era cuestión de ensayo y error. Probaba un puesto de comidas, si era feo , demasiado picante o con ingredientes muy alejados de mi zona de comfort, lo descartaba. Un día me metí en el puestito más remoto del mercado al final de la Ciudad vieja. Casi inflando el pecho por lo “local” que me sentía al comer junto a los trabajadores del lugar señale un plato y me lo comí feliz.

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La cuestión es que la higiene en el lugar no era la mejor y al no estar en la calle tampoco era de los puestos más visitados por la gente.

Como resultado sufrí una intoxicación que me confinó a dos días de vómitos y reclusión en el baño. No podía ni tomar un vaso de agua que mi organismo lo expulsaba. No era la primera vez que me pasaba, aunque si una de las más graves.

A la fuerza aprendí que no tenía que dejar mi amor por la comida callejera de lado, sino saber elegir mejor adonde comer. Los puestos en los que va más gente a comer no te sirven cosas que tengan guardadas hace días porque el recambio es constante. Mi consejo es que no se pierdan la comida callejera en Tailandia, para mí la mejor del mundo. Solo húyanle a los puestos vacíos.

Contribución de Eliana del blog Dar Vuelta al Mundo

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«Tan pronto como haya vida hay peligro.»

-Ralph Waldo Emerson