Durante 10 días que estuve encerrado en mi curso de meditación tenía tanto tiempo para reflexionar que escribí este artículo cientos de veces en mi cabeza.

Tenía una idea clara de cómo quería que empezará, que escribiría, que contendría y como acabaría.

Llevo casi una hora sentado frente a la computadora y no se por donde comenzar, son tantas ideas y cosas que sucedieron que quiero decirlas al mismo tiempo y sin ningún orden pero creo que para que haga más sentido debo comenzar por donde lo hace todo mundo, el inicio.

Así que esta es mi reflexión después de haber tomado curso 10 dias meditacion vipassana en la Academia Internacional Dhamma Giri en Igatpuri, India.

Antes de continuar con este artículo me gustaría dejar en claro que, al igual que en todos mis otros artículos, todo está basado en mi experiencia personal, quiero hacer especial hincapié en este punto debido a que un tema como lo es la meditación puede variar radicalmente de persona en persona, así que si nunca has meditado y piensas intentarlo después de haber leído este artículo ten en cuenta que tu experiencia no va a ser jamás igual a la mía. Una vez aclarado esto, continuemos con el tema.

Cuando estaba planeando mi viaje estaba buscando todo tipo de experiencias y aventuras que pudiera tomar, sin duda alguna la meditación fue una de las que más me llamó la atención.

De hecho la idea surgió al poco tiempo después de leer un libro llamado: “Lo que un adivino me dijo” de uno de mis autores favoritos Tiziano Terzani.

Este autor mientras viajaba por Asia decidió visitar a los adivinos, brujos o hechiceros más famosos de la región para que le predijera el futuro. Te cuenta la experiencia y las diferencias de cada país en cuestión religiosa, lo cual lo hace muy interesante y antes de terminar su viaje llega a hacer este retiro de meditación.

Cuando leí sobre su experiencia meditando lo único que me cautivó fue el hecho de meditar, pero jamás pensé que terminaría haciendo el mismo curso que hizo el autor 21 años antes (Dato curioso: la persona que invitó a hacer el curso de meditación a Tiziano fue un antiguo agente de la CIA que era profesor de meditación, supongo que con mi fascinación por los espías era el destino que yo tomará el mismo curso).

Inicialmente, después de leer el libro tenía pensado ir a otro curso de meditación, de Osho. A diferencia del que tomé, la modalidad que quería era un curso de “meditar-trabajando” es decir, aprendes a meditar pero también trabajas en la academia.

Pasan los meses y se acerca el momento en donde debo de reservar mi lugar en la Academia de Osho para trabajar y meditar, antes de hacerlo quise asegurarme que estaba haciendo lo correcto y busqué en internet referencias sobre este curso.

Lo que me encontré fueron la misma opinión repetidamente, que lamentablemente al día de hoy la academia se había convertido en algo sumamente comercial, que había perdido su intención inicial y al parecer sólo les interesaba el dinero. Cuando leí esto me sentí un poco decepcionado así que decidí buscar algo más.

En internet encontré sobre el curso de Vipassana, lo cual la describen como: “la experiencia más autentica de meditación que podrás tener” “el mejor curso de meditación” “un curso que conserva su legado de 2500 años”.

Después de leer eso me sentí atraído por la idea, entré a la página web y para mi sorpresa encontré que iba a abrirse un curso justamente en las fechas cuando mi mamá se iría de India y yo empezaría a viajar solo. Así que las cosas empezaban a acomodarse perfectamente.

Sin dudarlo apliqué.

A las pocas semanas recibí un correo de confirmación con las instrucciones para mi llegada, entre las cosas que sugerían traer era una linterna, un candado, un despertador, sábanas y en caso de ser temporada de monzón, un paraguas.

Honestamente no tenía ni idea de que me esperaría, jamás me dediqué a hacer una investigación detallada de que se trataba el curso o siquiera sobre qué es la meditación.

Siempre había visto estatuas de Buda sentado, con una expresión facial de satisfacción y sumergido completamente en su meditación, pero jamás sabía que estaría pensado o por que realmente lo representaban así.

En otras ocasiones escuchaba a las personas hablar y decir que la meditación te ayudará a poner la mente en blanco, te cambiará la vida o te encontrarás a ti mismo, pero ¿realmente me quería encontrar a mi mismo o por que quería meditar tan decididamente?

Muchas decisiones que he tomado han sido por corazonadas; decidí irme a estudiar y a trabajar a Madrid por una corazonada, decidí mudarme con una ex novia al mes de conocernos por otra corazonada, decidí empezar mi viaje por el mundo en Asia por una corazonada más y quería meditar también por lo mismo. Jamás con una justificación de por qué, tan sólo una necesidad de querer hacerlo.

Creo que las personas deberían empezar a escuchar más a su instinto que a su cerebro, aunque la idea no haga mucho sentido al inicio en el futuro te darás cuenta que realmente es justo lo que estabas buscando o necesitabas.

Como había comentado en otros artículos, al inicio de mi viaje por India mi mamá me acompañó y después de que ella deja India y me encuentro viajando por mi cuenta salí al cine y a cenar con una chica hindú que conocí.

Platicando de mis planes de viaje le conté sobre mi curso de meditación y lo primero que me dice es: “¿Estás seguro de que lo quieres hacer? ¿Has leído las reseñas o algo al respecto? Es de los cursos más intensos de meditación que hay, no todo mundo lo termina, muchos desertan, yo no podría hacer algo así por tanto tiempo y eso que he meditado varias veces

Sus palabras me resonaron en mi cabeza los siguientes días y lo único que podía escuchar continuamente era un dialogo interno en donde dos partes de mi cerebro discutían entre ellas para determinar si sería posible hacerlo o no.

Al final de este dialogo siempre quedaba la misma pregunta que jamás me hice: ¿Por qué quieres meditar? ¿qué esperas encontrar?

No me había puesto a reflexionar sobre el tema, simplemente era algo que quería hacer pero con el curso cada vez más cerca, con comentarios de este estilo en donde sabría que sería todo un reto necesitaba una respuesta lógica o algo a que aferrarme para poder hacerlo, no bastaba una simple corazonada.

No soy una persona religiosa ni espiritual, mi nivel de escepticismo hace que dude hasta de la existencia de mi propia sombra, por lo que en este sentido el meditar nunca me atrajo, no quería meditar para encontrar una conexión con mi espiritualidad o algo más profundo. Pero aún así ahí estaba esa curiosidad de querer hacerlo.

Por fortuna, durante los días del curso tuve suficiente tiempo para reflexionar y estar conmigo mismo y la respuesta al ¿por qué había querido meditar? llegó.

Me di cuenta que realmente no quería encontrar nada, nunca he estado perdido, jamás me he sentido fuera de lugar, mis pensamientos, ideas y planes siempre han sido claros, en ocasiones quizás muy radicales e intensos, pero siempre claros.

Sé de donde vengo y a donde voy, sé lo que quiero y trabajo mucho para lograrlo de alguna forma u otra, siempre tengo más de un plan antes de actuar, de hecho como dirían: “jamás doy un paso sin guarache”

Para los que me conocen saben que soy de esas personas que jamás se queda quieto, siempre está leyendo algún libro raro o diferente, aprendiendo alguna habilidad nueva o asistiendo a conferencias de temas totalmente nuevos o diferentes a lo que conozco.

Siempre he sido el que levanta primero la mano cuando requieren un voluntario, el que organiza las cenas de navidad entre amigos y prepara el pavo, el que toma la iniciativa en todo.

No me gusta que me cuenten las cosas, me gusta vivirlas para ser yo el que las cuente. Y la meditación era justamente esto, era una nueva aventura, una nueva experiencia, un nuevo aprendizaje.

Era tan sólo yo siendo yo mismo.

Cuando tomes una decisión por intuición quizás al inicio no tendrá mucho sentido, intentarás encontrar la lógica de tal decisión para darte cuenta que quizás no hay, es un proceso normal, eventualmente te darás cuenta que la intuición jamás se equivoca y todo es para bien, lo mismo me sucedió.

Tomar el curso de meditación fue esa montaña rusa de emociones que suceden cuando vas a iniciar o experimentar algo nuevo y no sabes que esperar.

Tendrás dudas, miedo, ansiedad, estrés e intentarás buscar formas para no hacerlo.

Todas esas emociones las experimenté antes de tomar este curso pero al final del día era algo que había querido hacer y no iba a dejar de hacerlo tan sólo por que no encontraba una razón lógica para justificarlo.

Este fue el inicio del curso, ya había pasado por tantas cosas y aún no había siquiera iniciado. Lee los siguientes artículos para ver la reseña de lo que me sucedió durante estos días de meditación.

Si quieres leer la parte 2 de la reseña del curso de meditación da clic aquí.